Contando con la notable colaboración compositora de su mujer Denée y con la de Cooper Crain —activista en Bitchin Bajas y Cave— en la coproducción, Ty nos presenta un disco tan bien provisto y armado que incluso él mismo, siempre cómodo en el manejo del DIY, ha echado mano una vez más de su Freedom Band para dotar de más empaque y contundencia a una obra con vocación de magnum opus ácida: flanqueando a los ganchos de rigor —cuota cubierta con «My Room» o «Eggman»— conviven naturalmente cortes de groove oscuro («Denée»), excursiones estilísticas —«Void» traspasa varias fronteras—, hard marciano («Watcher»), piezas que hubieran firmado los mejores Sonic Youth («Move») e incluso algunos momentos de su lado de cantautor alimentado con tripis. Pasen y disfruten del trayecto.
FERMÍN GARCÍA