Encuentros

Sam Outlaw, icono del new wave western

Foto: Matt Wignall

Esta semana arranca la gira de un artística atípico dentro del country que se ha revelado como la última gran esperanza mundial del country rock contemporáneo. Ilusionado con su primera parada en Europa, podremos disfrutar de sus canciones el 11 de abril en Canopy Castellana, el 12 dentro del Festival Blues i Ritmes de Badalona (compartiendo cartel con Eli Paperboy Reed), el 13 en la presentación oficial del Festival Huercasa en La Pinilla, Riaza (Segovia) y el 14 en Loco Club (Valencia). Hablamos con él antes de salir a la carretera.

Luce el sol en Nashville, lo que hace que hoy Sam Outlaw no eche en absoluto de menos el clima del sur de California, que es donde ha pasado la mayor parte de su singular vida. El publicista reconvertido en relevante músico de country, por culpa de Justin Townes Earle, se muestra feliz al otro lado de la pantalla. Y esto, en gran parte, se debe a que Terra Cotta por fin ha visto la luz, el disco que le ha llevado a revisitar, con cierta nostalgia, una infancia entre buganvillas (flor a la que ya le dedicó una canción) y casas cubiertas de baldosas de terracota.

Naciste en el Medio Oeste, creciste en Los Ángeles y ahora vives con tu familia en Nashville. ¿Podemos decir que, al fin, has encontrado tu lugar?

Yo creo que mi casa es allí donde estén mi mujer y mis hijos. Aunque sí que es cierto que la palabra hogar me sigue llevando al sur de California porque es donde me crie. En cualquier caso, ahora soy un adulto con una familia que intenta ganarse la vida para tener una casa espaciosa. Y creo que Nashville es un hermoso lugar para vivir y para formar una familia. De todos modos, yo siempre he dicho que voy a ser infeliz en cualquier parte (risas). Aunque ahora pienso justo lo contrario. Seré feliz siempre que esté cerca de los míos.

 

Foto: Sean McGee

Hay un momento clave en tu carrera, cuando te piden ser el telonero de Justin Townes Earle. ¿Cómo recuerdas aquello? ¿Llegaste a tener algún tipo de relación con él a partir de ahí?

Sí que la tuve. Pero vayamos por partes. Lo que ocurrió fue que un tipo llamado Brian Taranto, al que todos conocen en Australia como BT y es uno de los principales promotores de americana, se puso en contacto con mi mánager porque Robert Ellis le había hablado de mí. Así que nos comentó que su promotora, Love Police, quería que actuase como telonero de Justin, pero yo en ese momento me encontraba en Austin porque se acababan de celebrar los Ameripolitan Awards y había estado nominado. Lo primero que pensé es que no iba a poder cogerme dos semanas para irme de gira porque yo tenía aún mi trabajo a jornada completa. Pero lo siguiente que recuerdo es que de repente estaba dentro de una furgoneta con mi esposa, Justin y su esposa Jenn Marie. Estábamos todo el día ahí dentro excepto cuando salíamos a tocar. Justin tenía una personalidad muy curiosa y siempre fue mi amable conmigo. Se dio cuenta de que era un novato que estaba nervioso y que nunca había salido de gira, pero siempre fue muy generoso conmigo en aquella gira.

Algunas de tus nuevas canciones (“Terra Cotta”, “Ways to go”, “Someone quite like you”) están muy cerca del pop. ¿Pueden sentirse traicionados tus seguidores más puristas?

Bueno, con mi disco anterior ya dije que nunca había prometido fidelidad eterna al country tradicional. Creo que la única promesa que puedo hacerme a mí mismo y a mis fans es que seguiré haciendo música Sam Outlaw, ¿sabes? Esto me lleva a recordar cuando tenía 18 años, que acababa de entrar en la universidad y Radiohead acababan de sacar nuevo disco. Yo estaba súper emocionado porque Ok Computer y The Bends eran dos de mis discos favoritos de siempre. Y conseguí que un amigo me llevara a la tienda de discos de San Luis Obispo. Salimos de allí con el cd, lo puse en el reproductor del coche y pensé: “¿Qué coño es esto? ¿Dónde están las guitarras?” Me sentí tan traicionado al principio, sentí como si mi banda favorita estuviera haciendo música con el ordenador. Pero seguí escuchando, y esa fue la primera vez que me di cuenta de que, por un lado, quería que Radiohead pudieran ser en cierto modo creativos, pero por otro lado quería que siguiesen haciendo lo que a mí me gustaba.

Y a partir de ahí empiezas a vivir la música de otra manera.

Claro, a mí me encanta la música country, pero también la new wave, el rock, el pop, el hip hop,… ¡Me gusta todo! Intentaré hacer siempre la música que me apetezca, y cuando llegue el momento de dar un concierto tendremos que negociar. Generalmente, a la hora de crear el setlist me toca hacer una especie de consenso entre lo que ese público está esperando escuchar, que son las canciones con las que se sienten más conectados, y algunas canciones nuevas que, probablemente, van a ser más emocionantes para mí y el resto de la banda.

Cuando lanzaste Popular Mechanics, comentaste que la new wave había sido tu influencia principal. ¿En esta ocasión qué estilo o artistas te han inspirado más a la hora de escribir?

Creo que la new wave sigue siendo una gran influencia. Por ejemplo, “Terra Cotta” está parcialmente inspirada en The Cure. Hemos recurrido a ese sintetizador Prophet tan usado en los años 80 que también puedes escuchar en aquella ingenua melodía de “This must be the place” de Talking Heads. Ten en cuenta que, aunque yo nací en 1982, tengo un hermano que es casi 14 años mayor que yo, por eso durante mi infancia escuchaba mucho este tipo de música. Más tarde, cuando era adolescente, empecé con el brit pop y el rock and roll, y luego empecé a mezclarlo todo. Por otro lado, hay artistas que me gustan mucho pero cuando los escucho me frustran un montón porque pienso que esa música es perfecta y yo soy un fraude (risas). Me pasa con New Order, que me han influido un montón, pero también con Willie Nelson o David Byrne. Yo sólo soy un tonto que está aprendiendo a escribir canciones de dos minutos y medio de un género que he bautizado como new wave western, ya que no es todo country tradicional, pero tampoco es solo rock and roll con sintetizadores. Digamos que tiene elementos de todo eso.

¿Crees que el country necesita fusionarse con otros estilos en la actualidad para poder sobrevivir?  

Es que nunca he entendido del todo eso de que un género necesite ser salvado o revivido, como si todo el mundo hubiese optado por dejar de hacer esa música. Creo que siempre voy a poder ponerme a escuchar los discos de George Jones de 1971, es la música que me gusta y que siempre estará ahí. Pero la gente tiene que ganar dinero, tiene que vender su música. También te digo que cuando voy con mis hijos al centro comercial y escucho ese horrible country pop que sale por los altavoces tengo claro que no es para mí. Pero también es verdad que esa gente está ganando millones de dólares y yo no (risas). Eso me da un poco de envidia, pero te puedo asegurar que nunca llegaré a eso, aunque me ofrecieran mucho dinero. Aunque lo intentase, no creo que fuera capaz de hacerlo. Me conformo con grabar una canción y salir a tocarla para esa gente me deja ir a su ciudad porque significa algo para ellos. Eso no tiene precio, no hay nada mejor que eso.

Foto: Alex Kweskin

Si tuvieras que aconsejar a alguien que quiere acercarse a este estilo tan popular en tu país pero que apenas se practica fuera de allí, ¿qué artistas le recomendarías para empezar?

Los músicos que siempre me llamaron la atención del country clásico fueron George Jones y Emmylou Harris. En sus primeros discos, Jones se limitaba a hacer una especie de imitación de Hank Williams, tuvo que publicar entre de 10 y 15 discos hasta que encontró su voz y empezó a rodearse de grandes músicos de estudio. Pero es mi favorito, es este el tipo de música country con la que estoy obsesionado. Y qué decir de Emmylou Harris, ella es simplemente perfecta. También me fascinan sus colaboraciones con Gram Parsons, aunque es una superestrella que no necesita a nadie para brillar por sí misma. También se me ocurren Don Williams, Vern Gosdin, Randy Travis, Dolly Parton,… ¡Hay tantos! Pero si ahora bajase un extraterrestre a la tierra y me preguntase por la música country, le tocaría algo de George Jones.

Para muchos, eres la gran esperanza del género, hay reconocimientos que así lo avalan. ¿Cómo lo llevas? ¿Demasiada responsabilidad quizás?

No te creas, a veces escucho una canción que escribí hace ocho años y, aunque sé que significa mucho para alguien, mi cerebro sólo es capaz de sacarle defectos. Recuerdo que una vez escuché a Paul McCartney admitir en una entrevista que a veces se siente inseguro sobre su lugar en la música. Así que, si Sir Paul McCartney no sabe muy bien dónde está en algunas ocasiones, porque es un ser humano, yo espero ser siempre capaz de dejar a un lado el ego y enfocarme en ser capaz de escribir una canción más.

Todo el mundo está reivindicando a Taylor Swift estos días. ¿Qué opinas de ella como compositora?

Vas a pensar que te estoy mintiendo, pero tengo que decirte que no conozco su música. Seguro que la he escuchado mientras recorro los pasillos de unos grandes almacenes, y probablemente sería capaz incluso de reconocer su voz, pero mí ella ha sido siempre una celebridad. Y lo cierto es que un montón de gente a la que respeto me ha dicho lo mucho que le gusta Taylor Swift, e incluso me han animado a escucharla. Pero es que yo ahora tengo casi 42 años y me costaría mucho tener que ponerme al día con su música. Me pasa lo mismo con Juego de Tronos, que al final nunca la he llegado a empezar (risas). Pero me alegro mucho por ella, está ganando un montón de dinero y tengo amigos que la conocen y me han dicho que ha trabajado muy duro para llegar donde está.

Texto: Jesús Rojas

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