Siguiendo la estela del relanzamiento de 2015, se reedita ahora, sin la litografía de Jasper Johns pero con el artwork original, esta extraña e inquietante joya de pop psicodélico. Originalmente publicado en 1968, tanto el paso de los años como toda la leyenda que ha envuelto siempre a Fagan han logrado que el acercamiento a estas grabaciones se realice con una inevitable veneración. El disco se sitúa en algún lugar entre Donovan, John Bromley, Nick Drake y Rodríguez, y eso lo eleva ya a un legitimado olimpo. Con una emocionante fragilidad y una insólita habilidad para transmitir melancolía, los particulares arreglos de Horace Hott, con metales y cuerdas envolviendo la voz temblorosa de Fagan, oscilan entre la conmovedora «Crying», el pop tropicalia de «The Carnaval Is Ending», la cabaretera «Nothing but Love», la experimentación de «Tenement Hall» o el aroma años cincuenta de «Crystal Ball», para construir un álbum sobrecogedor capaz de contagiar una sorprendente, íntima y majestuosa intensidad.
MIGUEL SÁEZ MARTÍN