El álbum anterior de Warren Zevon ha sido un éxito de crítica, pero sus ventas han dejado mucho que desear, lo que unido a una desastrosa gira por Europa para promocionarlo, donde el alcohol, las drogas, y el complicado carácter del artista ha puesto en peligro no sólo su carrera, si no también sus amistades.
David Geffen le da un ultimátum para que tenga un éxito comercial, con lo que en este tercer trabajo, se une en labores de producción Robert «Waddy» Watchel, guitarrista del anterior trabajo, que junto a Jackson Browne intentarán llevar a buen puerto este trabajo con un Warren Zevon de los nervios.
Y vaya si lo van a conseguir, un trabajo con sus dos canciones más conocidas, unas letras que rallan el surrealismo y una música de perfecta ejecución.