Encuentros

Gisele Jackson & Shu Shu’s Band, cantar, bailar y disfrutar con el groove

 

La cantante norteamericana Gisele Jackson vivió los últimos destellos de la era dorada del soul y del funk como corista de Ray Charles y de James Brown. Gracias a estos dos iconos aprendió la importancia de estar presente en el escenario y de conectar con el público para que el espectáculo se convierta en una experiencia única. Más tarde tuvo un éxito internacional con una canción de música de baile que la llevó hasta los primeros puestos de las listas de éxitos y se convirtió en una de las cantantes más demandadas para grandes eventos y publicidad.

En un giro caprichoso del destino, en Barcelona conoció a los miembros de la banda The Shu Shu’s y empezaron una aventura conjunta que los ha llevado por varias ciudades españolas y europeas, además de gravar un álbum en directo. Su próxima parada será el St.Q Black Fest el 8 de junio. Hemos hablado con esta diva del soul para conocer más detalles de su carrera y su experiencia con este organ trio explosivo.

La primera vez que actuaste con los miembros de The Shu Shu’s fue en una fiesta en Barcelona…

Fue en una jam session que se conocía como Superfly Party. Lo recuerdo porque hay una emisora de radio en Viena, donde vivo actualmente, que solo emite música soul y se llama Superfly Radio.

¿Qué casualidades se dieron para que acabarais montando este proyecto conjunto?

Su primer baterista fue quien me habló de la jam session que hacían y me invitó a ir. Entonces fui con una amiga y me preguntaron si quería cantar una canción con ellos. Más tarde nos volvimos a cruzar en la fiesta de cumpleaños de Abel, el teclista. Él vivía en un precioso piso en lo alto de un edificio que estaba conectado a la enorme azotea. Fui a la fiesta sin saber que era él, pero al vernos nos dimos cuenta de que habíamos estado en esa jam session juntos. Luego la vida continuó y Caspar, el nuevo baterista, se puso en contacto conmigo y me dijo: ‘No sé si estarías interesada en grabar unas pistas vocales en un disco que he hecho con un organ trio, The Shu-Shu’s. Quizás podamos reunirnos y hablar”. Yo acepté encantada.

¿Empezasteis a tocar en directo enseguida?

Cuando quedé para hablar con Caspar, coincidimos con el dueño de la sala Luz de Gas y nos propuso un concierto. Así fue como empecé a tocar en Barcelona. Pero cuando ofrecí ese concierto, solo me acompañaba Caspar en la batería. No estaban ni Abel y ni Dave, el guitarrista, porque entonces hacía un espectáculo de música de baile pensado para los clubes. ¡Era música disco! Más tarde, en 2018, vine de visita a Barcelona y llamé a Caspar para ver qué estaba haciendo y si estaban tocando en algún lugar. Entonces me dijo: “Estamos en el local, lo tenemos todo listo para grabar. ¿Te apetece venir y hacer un par de temas?”. Otra vez acepté su invitación… fui a su local, hice un par de canciones y así fue como empecé a trabajar con The Shu-Shu’s.

 

¿Cómo describirías la conexión que tienes con estos tres músicos de Barcelona, que han aprendido a tocar funk y soul a base de empaparse de los clásicos?

Cada banda tiene unas vibraciones diferentes debido a las distintas personalidades de los músicos. Con ellos es fácil porque sienten algo especial por la música y nos gustan las mismas cosas. Eso ayuda. Simplemente nos sentamos, lo entendemos, tocamos con groove y le aportamos nuestro toque personal. Como bien sabes, esta música tiene una fórmula que ha sido probada y comprobada cientos de veces. Lo respetamos. Pero luego nos preguntamos: ¿Qué queremos hacer con ella? ¿Qué la hace nuestra? Y resulta que lo que la hace nuestra es el hecho de ser un organ trio. Este formato hace que el sonido sea totalmente distinto porque no tenemos piano ni bajo ni tampoco sección de viento. Es divertido y yo lo disfruto.

 Aunque la mayor parte de vuestro repertorio está formado por versiones, ¿hay espacio para la improvisación en los conciertos?

Depende del evento. Por ejemplo, hace poco tocamos en Suiza y esa residencia en particular duraba una semana. Así que tuvimos tiempo para pensar qué podíamos hacer porque cada noche debía ser diferente. Entonces improvisamos varias cosas… nos atrevimos con James Brown y con algo de Burt Bacharach, pero lo hicimos a nuestra manera. Sin embargo, cuando actúas en festivales, debes llevar un repertorio que la gente conozca, con el que puedan cantar y que sea alegre y animado. Así que todo depende de las circunstancias.

¿Qué podemos esperar de vuestra actuación en el St.Q Black Fest el próximo 8 de junio?

Nos centraremos en el repertorio festivo y también tocaremos algunas canciones que probamos en los conciertos que ofrecimos en Suiza. Nos gustará interpretarlas otra vez en este festival. Asimismo, tenemos un par de canciones nuevas que acabamos de componer y las tocaremos junto a nuestros temas favoritos de los últimos años. Será un ambiente festivo para cantar, bailar y disfrutar con el groove.

 

Te criaste en la ciudad de Baltimore y tu padre tenía un bar con una jukebox donde siempre sonaba música soul. ¿Por qué crees que se convirtió en la banda sonora del Black Power?

Últimamente he tenido varias veces esta conversación sobre la música de hoy y la música que me ha hecho ser como soy. Y debo decirte que es totalmente diferente. En primer lugar, la música hecha en los años setenta encontró una cultura donde aterrizar porque contaba historias y estaba el Black Power. Era la música de la cultura del momento. Además, se basaba en las habilidades musicales y había mucha creatividad entre los músicos y sus instrumentos. Mientras que ahora todo es demasiado electrónico y sale de una máquina. Una de las cosas que más me gusta del organ trio es que todo se basa en los instrumentos y la voz. No hay pistas pregrabadas de batería ni tampoco hay electrónica. Queremos mantener ese sonido lo más puro posible. Su esencia proviene del verdadero amor por el arte… es decir, la música, los instrumentos, las letras, las melodías y las historias. Tratamos de mantenernos fieles a eso.

En diversas ocasiones has comentado que decidiste dedicarte a la música después de ver en directo a los Jackson 5 en tu ciudad…

Mi padre estaba realmente metido en el blues y cantaba esas canciones cuando trabajaba en su bar. Mi madre volvió a casarse y resulta que mi padrastro era un entusiasta del jazz. También era presidente de una sociedad y se encargaba de traer conciertos a Baltimore. Así que era habitual que hospedásemos a muchos de esos artistas, como Nancy Wilson. Como puedes imaginar, escuché mucha música mientras crecía. Ha sido la base de mi vida. Luego llegó el momento de elegir lo que me gustaba como adolescente y entonces aparecieron Ohio Players, Con Funk Shun, Mandrill y B.T. Express. Esa fue la época de las bandas, que es un mundo aparte. Se inspiraron mucho en los Jackson 5 y la mayoría tenían coreografías. Las secciones de viento bailaban en el escenario, como sucedía en la banda de James Brown.

Aprovechando que lo mencionas, muchos años después te convertiste en una de las coristas de James Brown y lo acompañaste en sus giras. ¿Qué te aportó aquella experiencia?

A diferencia de Ray Charles, él tenía dos bajistas y dos bateristas. Era muy parecido a lo que hacía George Clinton porque no quería que el ritmo se detuviera nunca. Literalmente, un baterista empezaba a tocar mientras el otro se quedaba sentado descansando. Y lo mismo ocurría con los bajistas. Para que te hagas una idea: los bajistas no tenían cables enchufados al instrumento, así que uno podía subir al escenario mientras el otro se iba sin que el ritmo se detuviera. Ray Charles lo escuchaba todo, pero con James Brown tenías que escucharlo a él porque dirigía la banda a través de su voz y si no satisfacías sus necesidades, te lo hacía saber en el escenario. Además, si cometías errores, te multaba. Lo que aprendí con ellos dos fue a ser profesional porque, pase lo que pase, debes reaccionar a tiempo e involucrar al público. ¡El espectáculo siempre debe continuar!

También has interpretado el papel de Bessie Smith en la obra Life & Death of Bessie Smith. ¿Por qué crees que se ha tardado tanto tiempo en reivindicar el papel de las pioneras del blues?

Entonces sucedió lo mismo de siempre: los hombres siempre han estado en posiciones de poder y han decidido qué se hace y qué no se hace. Además, con estas pioneras del blues se juntaban dos cosas: eran mujeres y eran mujeres de color. Por lo tanto, eran prescindibles. Lo interesante de esta obra sobre Bessie Smith fue que mostraba como estaba a punto de dar el salto comercial, había decidido ir a Nueva York y tuvo un accidente de coche. Pero la leyenda cuenta que el hospital donde la llevaron no atendía a personas negras.

Así que, literalmente, se desangró hasta la muerte. Una vez más, el racismo y el hecho de que fuera mujer. Hoy todavía no reciben el reconocimiento que merecen y esto es una de las razones que me llevan a cantar su música. De hecho, estoy pensando en hacer algo para abordar este tema, que incluye a artistas como Ma’ Rainey, Bessie Smith, Memphis Minnie y también Sister Rosetta Tharpe. Lo que me gusta de ella, que es algo común en la mayoría del blues, es la esencia religiosa y espiritual de la música que interpretaban. A diferencia de Bessie Smith, ella sí que pudo tener éxito comercial.

Puede que las cosas empezaran a cambiar porque, varias décadas después, tu tuviste un éxito mundial con la canción «Love Commandments».

¡Exacto! Y eso es lo que sigo intentando. Un buen amigo mío siempre me dice: «Deberías autoproclamarte embajadora de la música afroamericana y de todo el cancionero estadounidense». Un día le dije: «Está bien. Lo soy».

 

Texto: David Moreu

 

 

 

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