Aunque suele visitar regularmente tierras catalanas, en mayoría de las ocasiones en giras acústicas en solitario, hacía ocho años que Txetxu no paraba por la capital catalana acompañado por banda completa. Fue en la desaparecida sala New Underground, colgando el cartel de agotadas las localidades. Por eso, este cronista quedó sorprendido al entrar en Upload y ver, siendo generosos, apenas un cuarto de entrada.
Sabemos que las giras se solapan, que la oferta es numerosa y que en la ciudad condal competía con actuaciones de Quique González o Dani Flaco, ambos con público a priori similar, pero no deja de resultar curioso y extraño, y más cuando a su larga trayectoria se suma su actual pertenencia como guitarrista a una banda tan popular del panorama nacional como Los Secretos. Pero Barcelona ya nos tiene acostumbrados a esta cosas.
Dejando aparte ese hecho, lo cierto es que firmó un soberbio concierto, ni él ni sus acompañantes se dejaron superar por las circunstancias y se vinieron arriba desde el minuto uno, aupados por una audiencia devota que le otorgó el soporte necesario para que sus canciones sonaran de maravilla, con el punto de épica de ese rock norteamericano encarnado en nombres como Springsteen o Petty, ahí destacaron Cesar Pop (teclados), Dani Griffin (batería), Alberto Peto (guitarra) y su hermano Carlos Altube al bajo, que le respaldaron como un solo hombre en un recital que viajó por toda su carrera, alternando temas de sus discos en solitario, «Para verte Bailar», «Cuestión de Intensidad», «Rondarás Por Aquí», con repertorio de Los Madison, estupendas «Skyline», «Nadie», «Horas Contadas» y su duelo de guitarras final o «Compás de Espera», sobre esta última ironizó diciendo que puso a la banda en un lugar que parecía que sí, pero que luego no pasó nada. Las cosas de la vida. Gozaron de un sonido nítido, que realzó la potencia y los matices de los músicos y la versatilidad y el amplio registro vocal del madrileño.
Hay muchas formas diferentes de medir el éxito, yendo más allá de las cifras de discos vendidos o de entradas despachadas, siendo así no cabe duda alguna de que pueden marcharse satisfechos de su paso por la sala del Poble Espanyol. Musicalmente brillantes y recogiendo el enorme cariño de un público, reducido pero entusiasta, que no paró de aplaudir y cantar todas y cada una de las canciones interpretadas.
Antonio Aguilar
Fotos: Silvia Beltrán