El disco más ambicioso del cuarteto cordobés, Cancionero de los cielos (Fueled By Salmorejo, 2024), merecía una presentación central, gira aparte, no menos ambiciosa. Por eso, se aventuraron con una sala con un aforo de mil personas… la cual llenaron. Un éxito que refrenda su buen hacer. Una carrera de fondo que progresa adecuadamente, ampliando las miras y redondeando canciones cada vez más maduras y mejor acabadas.
En la madrileña sala La Paqui, las canciones de CDLC coparon el protagonismo, sonando este (casi) en su integridad. Y de esas nuevas canciones, cabe destacar, a pesar de un sonido inicial desdibujado, el torbellino inicial de «Perfect Blue». Una canción que puede abrirles puertas a un público más indie. «Jupiter and Beyond the Infinite» multiplicó sus prestaciones respecto a la versión enlatada, contando, como en el disco, con el verbo de Erik Urano. Sonó a himno existencialista y su energía convenció. «Nana de la Luna Pena», con el concurso en la coda final de Sara Zozaya, tocó la fibra. El riff adictivo de «El Cristo de los Faroles», sumado al contraste entre el grito a cal viva de Cándido Gálvez y la calma central (tan The Mars Volta, tan, por qué no, «The Deadly Rhythm» de Refused), se confirma como una de sus mejores canciones desde ya.
Y por supuesto, sonaron clásicos como «Annapurnas», «Un Relato», o la secuencia en la que echaron mano de su debut largo (Flores, Carne, 2014), con las incendiarias «Báltica», «De Carne y Flor» y «Madreselva». Una tras otra, escupidas como un explosivo magma con el cual recordar de dónde vienen. Lo interesante de los Viva es que cada vez contrastan mejor esa alta intensidad voltaica, con títulos reposados de gran calado, como «Ranchera de la Mina», «Elena Observando la Osa Mayor» o el flow libérrimo de «Más Triste Que Shinji Ikari» (¿los fans de Carlos Sadness y Delafé han escuchado esta última?). Están en un gran estado de forma e inspirados, tanto en el estudio como sobre el escenario, donde, por cierto, sumaron una aportación importante, con la inclusión de sonidos pregrabados, con un resultado natural que confirió mayor empaque a sus nuevas canciones.
Texto: Daniel González
Foto: Helena Soto
