Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.
El 7 de mayo de 2014, Boo Boo Davis habría su primera gira española en la añorada sala Rocksound de Barcelona. El concierto transcurría con normalidad, y dos tipos de público. Aquel –poco – que había venido consciente de que iba a ver a uno de las grandes leyendas desconocidas que aún quedaban del blues del Mississippi, y aquel que sin saber muy bien a qué venía se encontró con un sublime concierto de blues. La unanimidad era apabullante. Concierto de tomo y lomo, y velada para el recuerdo. Boo Boo, sentado – entonces contaba con 70 años – le daba a la armónica de forma endiablada y su banda simplemente le seguía, sabedores de quien era el protagonista de la noche y el por qué. Estaba por suceder una anécdota de esas imperecederas y a la vez, quizá, poco importantes, pero que muestran la grandeza y honestidad del personaje. En medio de un tema, Davis deja su armónica en su silla, y suelta por el micro “ya me perdonarán, pero la próstata no perdona”. Y tan pancho, se levanta, cruza por en medio del sorprendido público transitando por toda la sala y entra en el baño para salir un par de minutos después, emprender camino opuesto, sentarse y seguir tocando. Porque para Boo Boo Davis el blues es algo normal. Cotidiano. El día a día. Entendido desde la honestidad. Desde la cercanía.
Nueve años después de aquello, y varios discos después, el de Drew tiene nuevo disco. Otra vez bebiendo de las fuentes del blues de Chicago, su favorito a pesar de haber nacido en el Delta, y también un poco de un St. Louis donde empezó ciertamente su carrera ¡como batería! 79 años después de su nacimiento, ahí está Davis con diez nuevas canciones, todas escritas de su puño y letra. Con una buena banda que, como aquella noche en Rocksound se pone a su servicio, integrada por LA Jones a la guitarra, Paul Niehaus IV a los teclados, Adrianna Marie al bajo y Chris Millar a la batería. Mostrando como le decía en una entrevista a Michael Limnios en 2021 el por qué “el blues y yo somos lo mismo. Mi vida es el blues y el blues es mi vida. El blues ocupa todos los elementos de mi vida: lo bueno y lo malo, lo claro y lo simple…”. Para seguir asegurando que “siendo negros en el Mississippi en los años 40 y 50 lo único que teníamos era nuestra música. El blues nos ayudó a sobrevivir cada día. En aquel momento no fue una elección, sino una forma de sobrevivir y expresarnos”.
Boo Boo Boogaloo, afianzado tras una horrorosa portada, algo habitual en los discos de Davis, se edita a través de Blue Lotus Recordings y es, sí o sí, uno de los grandes acontecimientos del año, en el género si obviamos reediciones. El mismo Boo Boo, fanfarrón, asegura que “nadie hace blues como yo”. Y razón no le falta.
Eduardo Izquierdo
