Encuentros

Elle Belga, «nos aferramos a la melodía»

Los amos del Punk Silencioso tienen un nuevo epé, “Lagunak” ( Bonberenea Ekintzak, 2022) lo cual siempre es motivo de alegría, que lo saquen de las entrañas de Bonberenea, ya lo es de celebración. Hablamos con Jose Luis García (Josele), la mitad junto a Fany álvarez de un proyecto justo, bello y necesario.

 

Déjame empezar un poco desordenado, lo primero que pensé al escuchar “Lagunak” fue eso de “lo han vuelto a hacer”, lo que me llevo al “bueno, son Elle Belga, esto es lo que hacen” ¿teméis que demos por sentado vuestro nivel de calidad? ¿Teméis acomodaros con un modo de trabajar qué funciona?

No, bueno, nosotros de lo que somos conscientes es de que la formula nos funciona, y que hay a quien le gusta, como es afortunadamente tu caso,y a nosotros caso, qué vamos a decir de nuestro propio trabajo, pero eso no quiere decir que caigamos en la desidia, es cierto que nosotros tenemos muy claro que nunca sacaremos un disco en el que no creamos, y eso incluye tener cuidado con eso de las fórmulas, lo hemos visto con grupos que nos encantan ¿los últimos discos de Sonic Youth fueron malos? No, pero…. Y claro, contamos con que haya quien nos escuche y piense que estamos haciendo lo mismo, pero es que igual nos están acostumbrando demasiado giro de guión, demasiado reinventarse, en nuestro caso la idea sigue siendo la misma, que es hacer canciones y trabajar texturas, no pensamos en qué deberíamos hacer o no hacer para gustar a esa tercera persona que va a escuchar el disco, nuestro objetivo es que sea una canción lo más redonda posible, que dure lo que tiene que durar, y el resto es una consecuencia, que a veces resulta positiva y a veces resulta que no, aunque te digo que canciones como por ejemplo “Dolores” a mi no me parecen en absoluto ariscas o experimentales, yo creo que en otro contexto, en otro momento, se hubiera podido cantar por un grupo de señoras.

Si te digo la verdad es de lo primero que pensé al escucharla, suena como una copla etérea, esta canción podría cantarla mi madre.

Efectivamente, son de este tipo de canciones que las haces, las editas y te dejan de pertenecer en un momento dado, si se la escuchase cantar a una señora mayor en una zona rural de Castilla León de dónde es mi madre, no me extrañaría, me parecería algo natural, algo muy de la zona. Si qué es verdad que nosotros la llevamos a nuestro terreno, y es cierto que yo le comenté a Fany que si tuviéramos que meterla en un género sería la copla.

 

 

Vuestra propuesta siempre ha sido muy sensorial, siempre ha provocado un pequeño trance ¿se ha acentuado esto tras participar en la banda sonora de “Barcos. Doce cartas náuticas” de Vicente Domínguez?

Hombre, el trabajo que supuso la peli con Vicente nos permitió explotar nuestro discurso más arriesgado, el que no tiene que ver tanto con el concepto de la canción, y todos esos trabajos los vas cargando en al mochila y forman parte d ellas herramientas que vas a usar más adelante, no vas a tratar de emular una instrumentación de cuerda y de viento, si no que vas a utilizar los recursos, las herramientas que has ido sumando a lo largo de los años, puede que “Una pequeña tregua” sea una travesura, éramos muy conscientes de que la escuchas no parecemos nosotros.

Yo pensaba que iba a ser una instrumental…

Sí, ya digo, eso, que no pareciera una canción nuestra fue lo que más nos animó a incluirla, aunque desde luego cada vez que editamos una canción, es porque creemos en ella al 100%.

Luego claro, sigues escuchando y te encuentras “Qué niño soy” y piensas, vaya, será mucha casualidad que no sea una versión de la de Manta Ray…

(Risas) Ya, qué caradura, qué vago, usa otro título ¿no?

Eso es, pero dime ¿de dónde sale la idea de revisitar este tema vuestro?

Pues me tengo que remitir un poco a lo que es el proyecto de “Lagunak”, que sale de Bonberenea, que es una casa autogestionada, un gaztetxe de Tolosa, que con motivo de su 25 aniversario nos invitan a grabar este epé en su casa, te digo todo esto, te lo referencio un poco, porque mi relación, la mía personal y después la de Fany, comienza con ellos en una visita de Manta Ray hace veinte años o algo así, veníamos de Barcelona de tocar en Bikini o en una sala de estas de gran capacidad, y Patxi, que es el personaje que está un poco detrás del proyecto, y digo personaje porque realmente es un tipo con un enorme carisma y que arrastra a mucha gente, bueno, pues nos invitó a tocar allí, en Bonberenea, pero con las condiciones del gaztetxe, la gente trabaja de forma desinteresada, el chico que estaba tirando cable, haciendo sonido, tenía quince años, y después de tanto tiempo nos invita a participar en el 25 aniversario, y claro, por eso se me ocurre recoger ese guiño a mi pasado con Manta Ray ¿Qué canción? Pues tal vez una de las más significativas que hemos podido hacer con nuestras buenas o malas artes, pero ya en mano de Elle Belga, y en esto sí tenemos cierta habilidad, la hemos llevado a nuestro terreno. Son tan pocos los elemento con los que trabajamos, que al final hemos sabido manejarlos sin problema, y siempre llegamos a la misma conclusión, y es que nos agarramos a la melodía, la melodía siempre es el eje central, tenemos que hacer que brille y luego arroparlo del modo en que lo hacemos, pero siempre respetando al esencia de la canción que es la melodía.

Habéis llevado el agua a vuestro molino pero la intención y el efecto de la canción sigue intacto.

 Sí, Manta trabajaba con otra dinámica, éramos mucho más directos, es una pieza que incluso físicamente era muy exigente, pregúntale a Xabel, era un puñetazo, pero al trasladarla a lo que hacemos en Elle Belga, hemos trabajado con lo contrario, con los silencios, con la sensibilidad baja,  que también te llena de inquietud. Porque estamos tan habituados a que tras cierto crescendo ha de venir la apoteosis, el clímax, que si no llega te produce una sensación de desasosiego, cuando rompes algo tan sencillo como eso… funciona.

En el altar del streaming hemos sacrificado las dinámicas.

Sí, entre otras cosas, igual estoy diciendo una chorrada pero ya todos sabemos que en los primeros segundos tienen que pasar nosecuantas cosas para que la canción enganche, o los test de Tik Tok en lo que se prueban 30 segundos y si funciona pues ya se termina la canción, que supongo que se terminará sin mucho cariño, pero bueno, cuando haces algo tan sencillo como no seguir con las estructuras normales, o que se han convertido en hegemónicas, consigues sensaciones muy potentes con muy pocos elementos. Y generas atención, porque como ves que no va lo esperado, el estribillo, el puente, el desarrollo instrumental, esa tensión te mantiene atento. Así entiendo que no tengamos el éxito que tienen otras propuestas claro.

Ni falta que os hace, aunque tampoco estaba mal lo de ser millonarios y eso…

No, no, calla yo no cambio mi situación ahora mismo por otra en la que viva exclusivamente de la música.

Bueno, es cierto que no tenéis que ser esclavos de las ventas, de las escuchas o de giras que os lleven a tocar a lugares donde no pintáis nada.

Es que llegar a tener esa libertad artística, necesitas cierta solvencia económica, no descubro la pólvora si te digo que el 90, o más del 90% de las bandas o solistas que graban discos en esta escena, no viven de esos discos, es más, te diría que ni lo pretenden, porque saben que es imposible. Lo normal es que todos tengamos nuestro modo de subsistencia a demás de la música. O relacionado con la música, pero en otro sentido. Lo cual se puede resumir en que para hacértelo tu mismo, par ser punk, tienes que tener dinero (risas)

De ahí ese encajar tan bien con la idea Bonberenea.

Totalmente, tienen un modo de entender la música que siempre me ha parecido muy atrayente, ellos te hacen sentir que bandas como nosotros o Nueva Vulcano se sientan como en casa, allí todo el mundo trabaja, unas veces ponen copas, otra hacen la comida, otras veces hacen de técnicos, muy bien por cierto, porque ese chaval de quince años que te dije ya sabía entonces que para sonar bien no hay que sonar muy alto, y le dan un dinamismo a la zona que en realidad es darle vida, y cuando necesitan pasta, porque ya te digo que son autogestionados, pues llega Manu Chao o llega Fermin Muguruza y hacen un festival gratis, gratis me refiero que ellos no cobran, y ya tienen para ir tirando otro tanto. Pero estamos hablando de dos salas y un estudio de grabación, un taller de carpintería, un skate park dentro, un campo de fútbol fuera, es que lo flipas. Ese es el activismo musical. Nosotros lo que sea qué genere este disco, que será una miseria, va para ellos, que sigan estando ahí, que hace falta que sigan estando ahí.

 

 

Texto: Jorge Alonso

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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