El líder de The National se estrena en solitario -rodeado de amigos- con un álbum en el que habla de temas que a todos nos preocupan, pese a haberlo compuesto antes de que todos supiéramos lo preocupados que íbamos a estar. Este viernes 16 se pone a la ven
Cuenta la leyenda que el trabajo de escritor es un trabajo solitario. Cuenta otra leyenda que encerrarse aislado del mundo es la manera más efectiva para que un compositor saque todo lo que lleva dentro y lo plasme en un papel o en la pantalla de un ordenador. Y otra leyenda cuenta que todas las canciones melancólicas son escritas en el fondo de una habitación desangelada, con una bombilla desnuda colgando del techo y haciendo de tripas corazón para dar una tenue luz. Esto pensaba yo antes de hablar con Matt Berninger. El cantante y compositor debuta en solitario con Serpentine Prison, aunque él prefiera poner eso de “en solitario” entre comillas. El veterano autor lanza un álbum que, si bien es el primero que publica lejos de ese colchón viscoelástico que es The National, ha contado con artistas de talla mundial que hacen que este estreno sea una reunión de colegas con algo que decir.
Mucha gente está expectante por escuchar Serpentine Prison. ¿Qué has aprendido de la experiencia de lanzar un álbum con tu nombre?
Es una pregunta adecuada para este momento porque, antes de grabar este álbum, jamás creí que iba a aprender nada tangible. Esto es porque me gusta cambiar de proceso en la manera en que escribo las canciones que forman cada nuevo trabajo. A veces escribo primero la letra y luego añado la música, a veces llega primero la música y luego añado la letra…no sigo una metodología exacta para componer. Quizá lo que he aprendido a valorar es la química que se puede crear en una sala habitada por personas de lugares y con gustos muy diferentes.
Cuando entramos al estudio todos los músicos que hemos participado en el disco lo hicimos desde cero y sin tener ningún tipo de referencia, y aun así lográbamos grabar tres canciones al día. Ha sido un proceso de grabación bastante rápido porque, además de no contar con mucho dinero, creamos una conexión en la que no necesitábamos tocar un tema 200 veces, y esa sensación es tan gratificante como inexplicable. Cuando pienso que en 14 días grabamos todo el álbum y, además, hicimos un montón de versiones y recuperamos canciones que se compusieron en 2018, me siento satisfecho, porque significa que generamos un ambiente inmejorable en el que poder trabajar.
Así que supongo que lo más importante que aprendí, desde un plano totalmente individual, es que puedo pasar mucho tiempo escribiendo y llegar preparado al estudio y también puedo llegar sin nada en las manos y ser igual de productivo. Tan solo se necesita encontrar un objetivo y rodearte de la mejor gente para alcanzarlo.
¿Se necesita una confianza extra para dar el paso de grabar en solitario?
Entiendo que se tache este álbum de disco en solitario porque lleva mi nombre, pero en realidad ha participado en él un montón de artistas a los que considero como mi gente. Escribí algunas de las canciones junto a Matt Barrick, de The Walkmen; otras de ellas fueron escritas por Mike Brewer; Hayden Desser también ha contribuido en las letras y, por supuesto, no podía faltar gente como Scott (Devendorf) y Ben (Lanz), con quien llevo en The National más de 20 años.
Tampoco puedo olvidarme del trabajo a la sombra de Booker T. Jones, a quién conozco desde hace muchísimo tiempo. Lo que intento decir es que no he necesitado coger más confianza y, aunque entiendo que se diga que Serpentine Prison es mi debut en solitario, no puedo hablar de él como tal porque en todo momento he estado arropado por gente a la que quiero, admiro y respeto como personas y como artistas.
Particularmente, me ha encantado que participe Gail Ann Dorsey, quien ya colaboró con The National. ¿Por qué te gusta trabajar con ella y qué ha aportado a este álbum?
La conocí cuando giró con The National y reconozco que, en cuanto nos subimos al primer escenario, me di cuenta de que, sin saberlo, era una energía que necesitaba encontrar.
Ella tiene una presencia majestuosa y una voz tan interesante que es difícil no enamorarse de su talento, pero lo que más me impresionó es el poder que transmite cuando se muestra vulnerable, porque es realmente cuidadosa con todo lo que hace. Esa vulnerabilidad no se ve hasta que no encuentra un equilibrio mental y emocional con el trabajo que está desempeñando.
Además, me encanta que, si tengo algo que me una a David Bowie, esto sea el haber podido presenciar en primera persona semejante magnetismo porque, aunque pueda parecer un miembro secundario, consigue acaparar toda la atención cuando el equilibrio que te he contado se produce.
Este álbum, que habla de prisiones y de perder el contacto con personas queridas, parece ideal para describir esta extraña época. ¿En qué te ha cambiado a ti en particular este periodo?
Es cierto que puede parecer que ciertas canciones han sido escritas en medio de este tiempo tan extraño, pero las escribí bastante antes de esta pandemia. Es evidente que estamos en uno de los momentos más difíciles que hemos vivido, pero creo que el problema, al menos en EE. UU., va mucho más allá.
Que nuestro país sea el país más afectado por todo esto no es casualidad, y eso tendría que servirnos para darnos cuenta de que tenemos muchas cosas que cambiar. He pasado toda mi vida en EE. UU. y siempre he creído que teníamos una gran responsabilidad, porque somos el principal espejo en el que se mira el resto del mundo. Sin embargo, siento que, aunque podríamos estar cada vez más cerca de volver a la normalidad desde un punto de vista sanitario, se han abierto otros frentes sociales que demuestran que aún tenemos mucho que recapacitar.
Cuando escribo lo hago desde un punto de vista puramente emocional, no sobre problemas sociales concretos. Pero si alguna de mis letras sirve para hacer reflexionar o para ejercer de altavoz, me sentiré muy orgulloso. No sé si me estará cambiando o no este periodo, pero desde luego me ha servido para corroborar que necesitamos cambiar de referencias e intentar mejorar en casi todo lo que estamos haciendo.
Como has dicho, tus letras hablan a menudo desde un plano psicológico, melancólico e incluso terapéutico. ¿Es más fácil escribir canciones desde el dolor y la angustia?
Siempre me resulta interesante hablar de esto porque, si bien es cierto que muchas de las letras hablan desde las perspectivas que mencionas, nunca escribo desde el sufrimiento. Soy muy feliz cuando escribo y estoy muy feliz por poder seguir haciéndolo porque, cuando lo hago, jamás tengo miedo. Si a esto se puede referir como terapéutico, entonces así es, pero no lo considero así.
Lógicamente el sonido de The National está presente en gran parte del álbum, pero ¿qué elementos has querido incluir distintos a un álbum de The National?
Jamás me planteé este disco desde un punto de vista racional. Quiero decir, solo seguía mis instintos y reaccionaba como escritor para luego colaborar con amigos. No estaba pensando en los elementos ni estaba pensando en sentimientos que remarcar o evitar.
Sólo escribí un puñado de canciones y enseñé unos cuantos bocetos a gente para que me ayudara, me corrigiera o me aportara. Lo único que tenía en mente era el tipo de portada que quería, así que empecé a trabajar en un par de ideas que me rondaban la cabeza. Cuando me di cuenta, tenía una carpeta con 50 ideas, aunque poco elaboradas. Pero en cuanto al álbum se refiere, ya te he dicho antes que todo el proceso fue muy rápido y natural. En ningún momento nadie me hizo pensar si tenía que evitar o añadir sonidos de The National porque en ningún momento pensaba en The National.
Por otro lado, no creo que Booker tenga en mente a The National cuando trabaja y nuestra relación no tiene nada que ver con la banda. De las mejores cosas que creo que tiene este álbum es que cada participante trajo sus propias emociones que otorgaron la identidad al resultado final.
Es lo mejor de poder trabajar con poco tiempo de margen, poco dinero y pocos medios: que al final el talento y las distintas personalidades tienen que acaparar toda la atención.
Claro que me hubiera encantado darte una respuesta certera sobre la idea de la prisión y de escapar de estos duros momentos, pero cuando te digo que todo fue surgiendo, te estoy contando la pura verdad.
Cambiando de tema, os he visto varias veces en directo y el ambiente que se crea en cada concierto de The National es único y particular. ¿Alguna vez os habéis planteado lo que queréis transmitir en directo o es la energía del público la que os mueve?
Bueno, hace ya tanto tiempo que empezamos en esto… Durante los primeros 15 años ni siquiera abría los ojos, porque podía ver a alguien mirándome fíjamente o enviando mensajes de texto o hablando y no prestando demasiada atención, lo que me despistaría y me haría estar incómodo. Si no me sentía cómodo y seguro en el escenario temía que no recordara las letras o que ni siquiera pudiera agarrar bien el micrófono. Con el paso de los años comencé a relajarme poco a poco y a abrir los ojos. Entonces empecé a interactuar con el público mucho más a menudo, y estoy encantado por ello. De hecho, me gusta pasar por el medio de la multitud como si estuviera corriendo por el bosque. Hay veces que, si por mí fuera, no volvía al escenario. (Risas)
Es curioso cómo he ido evolucionando con el paso del tiempo y cómo la confianza y la experiencia hacen posible esa evolución. Estoy mucho más presente de lo que solía estar y no sé el momento exacto en que comencé a relajarme y a soltarme. Hace quince años jamás lo hubiera pensado, pero si me pongo a pensar en las cosas que extraño, no extraño las giras, no extraño viajar, no extraño los setlists, no extraño el cáterin, no extraño el alcohol… tanto (risas). Pero sí extraño a la gente que me habla y me grita hasta casi escupirme.
¿Cómo consigue un grupo con el sonido íntimo y melancólico de The National llenar grandes estadios y ser cabeza de cartel de los más importantes festivales?
Creo que hace ya tiempo que los festivales van más allá de la simple diversión y la fiesta. Ves festivales como Coachella, en los que los cabezas de cartel son grupos de diversos géneros, y te das cuenta de que siguen siendo igual de demandados o más que los festivales de hace años, donde casi siempre los cabezas de cartel eran grandes artistas y bandas de rocanrol y pop.
Recuerdo un Primavera Sound en Barcelona en el que varios grupos principales versionaron a Leonard Cohen y la gente estaba emocionada. Me trajo a la memoria el concierto de Simon and Garfunkel que dieron en Central Park, aunque esto fue más 30 años después. Lo que quiero decir es que al final la música tiene varias formas de entenderse y de expresarse y es el público el que ubica a cada artista o banda donde corresponde, ya sea en una lista de ventas o a la hora en la que actúa en un festival.
Desde la experiencia de alguien que no llegó a la cima rápidamente ¿Qué resulta más difícil: llegar a la cima o mantenerse en ella durante tantos años?
Aunque pueda parecerlo, nosotros jamás sentimos que fuera un proceso lento porque desde que empezamos hemos estado en la brecha, y eso nunca ha sido aburrido. Nunca fue aburrido, incluso cuando estábamos como, ya sabes, eclipsados. Es cierto que al principio estuvimos a la sombra de grandes grupos que irrumpieron a la vez que nosotros, como The Strokes, sobre todo, Tv On The Radio, Yeah Yeah Yeahs o The Walkmen, pero ese periodo en la sombra nos sirvió para aprender de ellos. Aprendimos a ser una buena banda en directo abriendo para The Walkmen y eso nos ayudó a ser teloneros de R.E.M.
Así fue como empezamos y aquí estamos ahora, pero para nosotros siempre fue como una montaña rusa en la que nunca nos frustrábamos cuando las cosas no salían como queríamos. Así que no sé si estamos en la cima o si hemos llegado a alcanzarla, pero nos vale con comprobar que, tras tanto tiempo, en ningún momento nos hemos aburrido.
Quizá aún es pronto para hacer esta pregunta, pero para una persona como tú que está constantemente evolucionando y experimentando, ¿tienes algún proyecto nuevo y original en mente?
Mi problema es que tengo demasiados proyectos en marcha. He estado tratando desesperadamente de enfocar mi forma de escribir 16 canciones para un musical y, a pesar de haberlo conseguido, sigo dándole vueltas. Dejé varias cosas en marcha cuando tuvimos la oportunidad de trabajar con Mike Mills, ya que no pudimos decir que no a semejante reto. Ese fue un proyecto tan insanamente liberador y esclarecedor para todos nosotros que nos sirvió para darnos cuenta de que, si nos lo proponíamos, podíamos alternar proyectos totalmente distintos entre sí.
En mi caso concreto, estoy trabajando en la creación de un sello discográfico, pero de momento es una idea que está en una fase embrionaria. Aunque prometo que habrá muchas más cosas.
Por último, y ya que eres tan aficionado a contar con colaboradores. ¿Con qué artista de la historia, vivo o muerto, te encantaría o te hubiera encantado colaborar?
Hace poco alguien me hizo esa pregunta, solo que añadió unos nombres con los que esa persona consideraba que yo encajaría en una colaboración. Su primera opción fue Tom Waits, y le conteste “no podría hacer eso” como unas 20 veces. Considero a Tom Waits un llanero solitario y creo que su presencia única es más que suficiente. Luego me comentó que también encajaría con Nick Cave y ahí sí que me entró la risa. ¡De ninguna manera! ¡De ninguna puta manera puedo ponerme frente al mejor compositor de nuestro tiempo y pedirle que cante una canción mía!
Matt, a cierto nivel todo es posible…
Ya, pero no (risas). Estoy contento con todas las colaboraciones porque todas ellas son mis opciones principales. Estoy contento porque nuestras canciones salgan en películas. Estoy contento por cómo va todo artísticamente hablando.
Pero bueno, ya que tú no me has dado opciones alucinantes y puedo elegir, te diré que con Dolly Parton no me importaría…
Admítelo, con Nick Cave tampoco.
Claro que no, pero no sé si me gustaría que Nick Cave me conociera. Si entrara un día después de un concierto diciéndome lo mucho que le ha gustado creo que me pondría demasiado adulador, llorón y tembloroso. Y eso son demasiadas malas emociones si delante tienes a un compositor tan brillante.
Texto: Borja Morais