Recuperamos esta extensa entrevista realizada con Micah P. Hinson cuando publicó The Nothing. Esta semana comienza una nueva gira por nuestro país presentando «The Holy Srangers» que le acercará el 02/11 a la sala Razzmatazz (17º Aniversario) de Barcelona; 03/11 Teatro de Muro (Mallorca); 04/11 Sirocco (Madrid); 05/11 Escenario Santander.
La carrera musical de Micah P. Hinson es un recordatorio de nuestra condición de mortales y de lo cerca que estamos del vacío, pero también de la existencia de jirones de luz a los que aferrarse cuando todo parece perdido. Al oyente puede pasarle ahora, cuando analiza los diez años de su carrera en conjunto, que empieza a comprender lo que decía en sus primeras canciones, mientras Hinson prueba a cabalgar sobre diferentes enfoques, extirpado el agente paralizante del miedo.
Durante una hora mantuvimos una agradable conversación telefónica (él desde Nueva York), en la que hablamos de Texas y del bluegrass, y de cómo continua un músico trabajando con ambos brazos inmovilizados durante meses. En el auricular del móvil se colaban prodigiosas interferencias y ruidos que nos obligaba a mantenernos de pie junto a la ventana. Me habían advertido de que me encontraría a un personaje cuanto menos frenético, me habían preparado para una entrevista caótica, para un tipo increíblemente despistado y disperso. Justo al contrario que en las apariciones televisivas que visioné mientras preparaba las preguntas.
Hinson se comportó con generosidad, pensando las respuestas, desenvolviéndose con tranquilidad y profesionalidad absoluta, sin sorprenderse cuando le comenté que había comprado el single navideño de edición especial que había salido en las pasadas navidades, pero muy atento y agradecido tras confesarle que en ocasiones le ponía sus canciones a mi hijo durante la hora del baño y que durante una semana entera lo único que escuchaba era su última entrega, Micah P. Hinson and The Nothing (en España con el sello Houston Party).
¿Cómo ha cambiado tu vida desde el accidente que ha dado lugar a The Nothing?
No mucho en lo creativo. Desde luego sí en lo profesional. Fue un accidente horrible, muy aparatoso. Regresé a casa con los dos brazos en cabestrillo, una recuperación lenta, pesada… cuando hacía progresos, resulta que había forzado mucho, y tenía que parar otra vez. Podía ser desesperante, y hubo momentos en los que pensé que no volvería a tocar, al menos no como antes. Aún tengo que recuperar viejas sensaciones.
¿Por qué has hecho este disco?
Básicamente, por las condiciones físicas en las que estaba. Aproveché el período de inmovilidad para escuchar muchas demos, leer lo que pude, hacer balance de mi trabajo… así me di cuenta de que tenía bastante material que, con un pequeño empujón, estaba listo para ser recopilado y lanzado. Además, funcionaba muy bien como cierre de etapa antes de probar otras cosas.
Algo que me llama la atención es el hecho de que mientras en tu primer trabajo, The Gospel of Progress (2004), tocabas todos los instrumentos de la grabación, aquí ha pasado al contrario.
Sí, es un disco diferente a los demás por muchos motivos. No he trabajado tanto algunos instrumentos como en discos anteriores… por ejemplo la batería, aquí suena muy cruda. También ha sido el más rápido en la producción, y ha tenido mejor distribución con el regreso a los pequeños sellos, mejor que cuando colaboraba con una discográfica grande, lo que no deja de tener gracia. Estoy haciendo más entrevistas que nunca. Es fruto de mi colaboración con Twilight Sad en 2011, después de tiempo intentando coincidir. Me encantan sus guitarras, esa forma melodiosa y a la vez potente de rasguear.
¿Dirías que es un disco pesimista?
Eso me lo dicen siempre que sale un trabajo mío, y luego esa impresión cambia. En The Red Empire Orchestra (2008) me lo repitieron mucho. Creo que la gente piensa que es pesimista, o existencialista, por el tema de la muerte, por algunas melodías más o menos triste sobre las que me gusta volver. Pero este disco último trata esencialmente de la vida… hablo mucho de Dios últimamente.
¿Crees que Dios te salvó en ese accidente?
Absolutamente. Dios es necesario para hacerte una idea seria del mundo. Incluso si crees en él tan solo para poder dormir tranquilo. No comprendo muy bien esa necesidad de dejar a Dios aparte. Yo creo tener una idea un poco extravagante sobre quién es Dios; mi punto de vista tiene mucho que ver con la idea de la Caída… en mi familia he escuchado mil veces montones de esas historias de la Biblia en la que Dios se levanta y frena al ser humano, con esa frase suya… “Dios es un Dios celoso”.
En 2010 declarabas en una entrevista lo siguiente: “Puedo confiar en Dios porque sé que él desconfía de mi tanto como yo soy de desconfiado con Él”. ¿Sigues confiando en él de este modo?
En Génesis, Dios dice que somos hechos a su imagen, no indica nada de una religión en esa relación personal, con la que estoy continuamente batallando. Mi planteamiento es: ¿Cómo actuaríamos nosotros si él no estuviera? ¿Nos comportaríamos igual? Creo que no depende tanto de nuestra confianza, sino de esa conexión con su creación. Por otro lado, que yo sepa, los celos son un defecto, y por lo tanto, un pecado. Pero aun así, esto me proporciona una gran esperanza.
Yo creo que cuando la Biblia dice que Dios hace al hombre a su imagen, no es que Dios se comporte de forma humana, como por ejemplo lo de los celos; creo que remarca que la desconfianza nace de nosotros por nuestra confusión a la hora de entender a Dios.
Aun así, no me inquieta lo de los celos, sino cómo las personas hemos ido añadiendo elementos a algo tan sencillo. Ver las cosas de esta manera me da mayor espacio para respirar. No creo que esté en la mente de Dios maldecirnos. No creo que a él le importe la culpa. No creo que busque un chivo expiatorio. Es realmente fácil encontrar a Dios. Creo en el aspecto del amor, muy presente en la Biblia. El amor es de extrema importancia para mí, así que, ¿cómo no va a ser importante para él? De hecho, «God Is Good» cobró una nueva dimensión tras esta reflexión.
Una reflexión que puede ser muy complicada de entender en nuestro país.
Lo sé. Sé que en ocasiones puedo utilizar un lenguaje que suena raro, he crecido con este tipo de charlas, y en la iglesia es tan común como extraño fuera de ella. Es un detalle que me interesa. Ese lenguaje que suena a Antiguo Testamento está en muchas de mis canciones.
En España tienes un éxito notable.
Es algo que no he logrado asimilar todavía, ni explicar. Pero creo que es mejor no intentar dar razones de por qué España es casi mi segunda casa, o qué tiene mi música que guste tanto aquí. Prefiero limitarme a disfrutarlo.
¿Cuándo decidiste que ya estaba hecho el disco?
Aquí no estaba en un recopilatorio como mi trabajo anterior, o haciendo versiones. Tampoco se hizo en mucho tiempo. Dos semanas y dos días para terminar algo que estaba muy avanzado, grabando las voces mientras los músicos hacían otras tomas… tuve que confiar más que nunca en los demás, siento más cerca que nunca el vértigo de dejarme ir por la intuición. Luego está la cuestión de que cada canción debe tener su propia vida al tiempo que hay que encajarla en un conjunto.
¿Es Texas un buen sitio para crear?
Por supuesto. Una escena increíble. Músicos tremendos. El bluegrass. El silencio y la posibilidad de perderte. Es un lugar en el que siempre parece que va a suceder algo.
Vives en la tierra de donde proceden artistas como Blind Willie Johnson, Lightning Hopkins, T-Bone Walker… son parte de vuestra cultura…
Y una gran responsabilidad. Aunque tengo que reconocer que mi formación, por llamarlo de alguna forma, viene más de escuchar a The Pixies.
Recuerdo un concierto tuyo en Barcelona donde tocaste una versión de Neil Diamond.
Y de John Denver. En casa están presentes. Hasta mi padre toca canciones suyas con su guitarra.
La mayoría de reseñas e impresiones que he leído destacan «There’s Only One Name» entre todas las demás.
¿De verdad? Vaya. Esa es una sorpresa para mi. Es una canción que al final no incluí en The Pioneer Saboteurs (2010).
Quizá sea por la parte de banjo de su segunda mitad.
La toqué muchísimo… es de las más antiguas, tendría veintidós cuando se me ocurrieron las primeras frases.
Mi preferida es «I Ain’t Movin’».
El público tiene sus favoritas, claro. «Beneath the Rose», «The Day Texas Sank To The Bottom Of The Sea», «Take that dress for me». La que mencionas es de las más recientes, con muy pocos arreglos y el piano de único compañero. Cuando la grabé se hizo en una toma, bajamos las luces, acondicionamos el lugar para crear intimidad. Yo pensaba que me encontraba casi solo y cuando me giré había unas quince personas en el estudio, llorando. Fue un gran momento.
Quizá es porque la reconozco como una canción característica de Micah P. Hinson, pero a la vez no se parece en nada al resto de las tuyas.
Bueno, puede que continúe por ese camino. Quiero dar el paso y probar cosas diferentes… estoy en ello.
Y la gira que te trae a España es con Timber Timbre, ¿no? Estos tipos de Canadá…
No, eso fue en mi anterior gira por Reino Unido. Quiero cerrar ese estupendo trabajo con Twiligth Sad, y también con bandas de Santander que participaron en el disco, como The Puzzles.
¿Quién es L. J. Nichols? He estado buscando información sobre él, pensando que te habrías basado en algún personaje histórico.
¿Y qué has encontrado?
Nada. Hay un vídeo tuyo en París, tocando la canción en medio de la calle, lo que es un peligro.
Es mi abuelo. El padre de mi madre. Una persona muy importante para mi vida como músico. Fue el primero en iniciar la cadena de accidentes de tráfico que hemos ido sufriendo varios miembros: tres tías y dos tíos míos también sufrieron accidentes. Él es un personaje que quería incluir en All Dressed Up And Smelling Of Strangers. Como no daba con el modo de hacerlo, recurrí a aquellas versiones. Y luego la canción apareció de la nada.
Texto: Daniel Jándula