Encuentros

Malcom Holcombe, “intento afilar la frustración y la desesperación”

Entrevista a Malcom Holcombe es de esas experiencias tan complicadas como interesantes. El de Ashville, Carolina del Norte, no es un tipo excesivamente hablador, de hecho, hay temas que prefiere directamente no tratar, pero por otro lado es un personaje con mucho que contar y, sobre todo, cargado de ingenio. Un tipo al que Steve Earle considera uno de los grandes compositores de la música norteamericana actual, aspecto este que vuelve a demostrar en su nuevo y espléndido nuevo trabajo, Pretty Little Things. Y es que Holcombe es un maestro de la narración de esos pequeños detalles que hacen de la vida algo excitante y a la vez angustioso. Y en estas páginas siempre nos ha interesado mucho todo lo que el soulman de los Apalaches tenía que decir.

 

Malcom, creo que el disco está siendo, como siempre muy bien recibido ¿no?

Ah, sí. Creo que sí. Gracias a Dios las cosas van bien, aunque es un poco temprano para hacer una entrevista (risas).

 

Este es ya tu decimotercer disco ¿de cuál de ellos guardas mejor recuerdo?

De «(I Can’t get no) Satisfaction», de 1965. Era un EP.

 

Vale, supongo que no quieres elegir. Vamos a hablar de tus influencias entonces. Creciste en Weaverville ¿qué escuchabas en aquella época?

Flatt & Scruggs, el Grand Ole Opry en la televisión y algunos programas de radio como WLS-Chicago, WOWO, Fort Wayne, IN, WQUT-Johnson y City Bristol Kingsport. Además, mi madre tocaba la armónica de maravilla, así que la música siempre ha estado presente en mi vida.

 

Tu biografía consta de episodios oscuros, con problemas de adicciones y conflictos con la ley ¿cómo ves eso si echas la vista atrás?

No lo recuerdo. Estoy agradecido de todo. Hay que vivir al día.

 

Tus letras son bastante oscuras, en general ¿basas tus textos en lo que ves? ¿cómo llegas a ellas?

Simplemente me dedico a llamar a las cosas por su nombre, sin más. La vida es magnífica pero no es un camino de rosas ¿Cómo te sentiste tu cuando murió nuestro amigo común Javier? Yo lo echo mucho de menos. Fue una gran pedida para todos, pero eso no hace que la vida no siga siendo maravillosa.

 

Tirando del título del disco, la vida está llena de pequeñas cosas ¿no?

Solo en mi mente codiciosa, pero sí.

 

Tu música sigue arraigada en los Apalaches. Cuando no estás allí ¿intentas trasladarte mentalmente para componer siguiendo ese estilo?

No, a veces es suficiente con aflojarme un par de agujeros el cinturón, y todo sale (risas)

 

¿Qué proceso creativo has empleado para construir estas canciones?

El mismo de siempre, levantarme de la cama por las mañanas (risas). No tengo método. Un amigo me dijo una vez que si quieres comer maíz has de coger la azada. Así que si quieres componer has de coger guitarra, lápiz y papel. Ya no bebo, me cojo un zumo de piña y escribo, simplemente.

 

Te gusta presentar tus discos en solitario o solo con la presencia de Jared Tyler. En cambio, en los discos utilizas instrumentación ¿por qué?

Esa es muy fácil, porque así la gente puede bailar en sus casas. Jared es un buen amigo y me gusta tenerlo conmigo cuando toco en directo. Es un excelente dobrista y suele sorprender a las audiencias, como sabes, cuando abre mis shows.

 

Tu estilo de tocar la guitarra, ese fingerpicking y esa influencia blues me recuerda mucho a Ligthning Hopkins.

Es un honor que digas eso.  Mi estilo es producto de la frustración y la desesperación. Trato de afilar esos sentimientos. Todos somos producto de nuestro medio ambiente, de la forma en que fuimos educados y eso se refleja incluso cuando tocas un instrumento. Yo aprendí con el libro de acordes de Mel Brook, que tenía fotos de cómo poner los dedos, aunque al principio me sentí un poco confundido.

 

Pero este disco es más optimista, en mi opinión.

Oh, eso es culpa de haber pasado demasiado tiempo en el Darrell Scott Coffee (risas).

 

Oye, tienes bastantes fans en España ¿Cómo explicas el interés en mi país por una música como la tuya que es profundamente norteamericana?

Es una cuestión de suerte. La suerte de la hoja de col. Hay una leyenda que dice que si pones una hoja de col al lado de un bebé le das suerte en la vida. Mi madre decía que yo nací justo debajo de una hoja de col (risas).

Eduardo Izquierdo

 

Publicado en Ruta 66 Núm. 349

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