A sus 52 años, Bill Callahan ha decidido tomarse un descanso. Son ya cinco años desde que el hombre que encabezó Smog y luego publicó varios discos en solitario editase su último álbum, Dream River;

Hacía ya cuatro años que no teníamos noticias de Jessic Pratt. Quedan ya un poco lejos esos tiempos en que de la mano del gurú millenial de la psicodelia soft, Tim Presley —líder de los aclamados White Fences— editara una primera colección de canciones que la situaban a la altura de los mejores exponentes de ese weird-folk que reinaba aún[Leer más…]

Expiación y redención son palabras grabadas en el ADN de un personaje fascinante y de complejidad freudiana, que un año después de la publicación de su autobiografía vio necesario iniciar un proceso de trashumancia emocional durante una residencia de doscientas treinta y seis noches en un pequeño teatro neoyorquino para cerrar el círculo.

Lo que me gustaría de verdad es poder hacer una crónica que hiciera justicia a la longitud musical de este disco. Por aquello de la equivalencia energética. Entonces escribiría las palabras delicioso, delicado y preciosista, y esto sería suficiente. No seria necesario nada más.

Me consta que en la banda liderada por Carlos Sánchez son tenaces, constantes y muy trabajadores. Tras un primer elepé publicado en 2013,

Era de esperar que Fermín Muguruza no descuidara el apartado musical para el nuevo proyecto —cinematográfico en este caso, ver sección Imagen— que tiene entre manos.

La banda de los hermanos Koller es un referente absoluto dentro de la escena hardcore. Varios de sus trabajos discográficos son pilares básicos de dicha escena y como mínimo uno, el apabullante Scratch the Surface (1994), estaría en una hipotética lista de las obras maestras que ha dado el género.

Sin duda, la versatilidad y la asunción de influencias aparentemente imposibles son dos de las características de la música de JP Soars. Él mismo se reconoce fan de músicos más o menos habituales, cuando hablamos de blues, como Muddy Waters, T-Bone Walker, Howlin’ Wolf o Guitar Slim, y también, algo que también solemos encontrar mucho, de músicos de jazz como[Leer más…]

Coge uno el nuevo disco, dos años después de su anterior entrega, de unos de los actuales reyes del cow-punk. Lo pinchas en tu equipo. Lo escuchas. Lo analizas. Llegas a la conclusión de que ahí hay buenas canciones. De que en general es un buen disco.

No se puede negar que Robert ha heredado de su padre, Kevin Coyne, la ética de trabajo. Contando los bellos discos junto al fallecido y ex batería de Can, Jaki Liebezeit, son ya ocho trabajos los que ha publicado desde que en 2007 debutase con Death Is Not My Destiny.