La banda de los hermanos Koller es un referente absoluto dentro de la escena hardcore. Varios de sus trabajos discográficos son pilares básicos de dicha escena y como mínimo uno, el apabullante Scratch the Surface (1994), estaría en una hipotética lista de las obras maestras que ha dado el género. Tras celebrar su treinta aniversario con una gira mundial y la edición de un EP, When the Smoke Clears, han regresado al estudio para grabar su duodécimo álbum. El resultado es otro puñetazo encima de la mesa dentro de una carrera coherente como pocas. No bajan la velocidad ni se recrean en su veteranía y lejos de contemplar con suficiencia su lugar privilegiado, que por otra parte se han ganado a pulso, Wake the Sleeping Dragon es, de hecho, uno de sus discos más punk y que vuelve la mirada a las raíces primarias de las que germinó el estilo. Mala leche a tutiplén, guitarras como motosierras, sección de ritmo a toda ostia y letras combativas que permanecen atentas a lo que sucede alrededor. Diecisiete temas en apenas media hora, con misiles del calibre de «Bull’s Anthem» y su demoledor estribillo, «Robert Moses Was a Racist», «Inner Vision» o «Always with Us» demuestran que queda todavía mucha vida dentro de Sick Of It All. ¿Quién nos iba a decir que algunos punks iban a envejecer con tanta dignidad?
MANEL CELEIRO