Lo que me gustaría de verdad es poder hacer una crónica que hiciera justicia a la longitud musical de este disco. Por aquello de la equivalencia energética. Entonces escribiría las palabras delicioso, delicado y preciosista, y esto sería suficiente. No seria necesario nada más. Lo haría siguiendo las mismas directrices que Tony Molina aplica a su arte compositivo, donde por encima de todo prima la eficiencia y el menos es más. Él lo hace reinterpretando los preceptos del punk y el hardcore. Pero en su caso los vuelca en un contenido musical ablandado por ensoñaciones folk y embestidas de perfecto y contagioso pop. Imagínate a unos Redd Kross haciendo versiones de los Byrds o a unos Hüsker Dü reinterpretando el cancionero de Simon & Garfunkel. Melodías perfectas para cazar puestas de sol en este verano que ya agoniza, con voces lánguidas y espumosas que brillan alrededor de una sencilla instrumentación de corte y confección acústica. «Now that She’s Gone», o «Look Inside Your Mind/Losin’ Touch» están más conectadas con el folk barroco y espectral de coordenadas británicas, mientras que «Before You Go» o «Nothing I Can Say» suenan a puro west coast. Tony Molina en poco más de quince minutos se saca canciones de la manga que suenan como suspiros. Libres de artificio, llenas de pura esencia destilada.
ANDREU CUNILL CLARES
