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Idles – Sant Jordi Club (Barcelona)

¿Se encuentran Idles en su momento de mayor creatividad y popularidad? Para buscar una respuesta a la cuestión, podríamos hacer un par de estudios y análisis rápidos, en tiempo real, analizando el previo y el posterior efecto que genera la banda.

  • Si observamos el público que asistió al show, éste por si solo ya define por donde se enfocará el mismo, ya que se compone de nuevas generaciones post punk, metaleros residentes del gremio oscuro, indies retorcidos, hooligans con ganas de fiesta y de aspecto futbolístico, rockeros abiertos de mente, analistas veteranos y entendidos, punks clásicos, el porcentaje de “yo he venido a descubrir a la banda” y un largo etcétera que podría ocupar unas cuantas líneas más.
  • Haciendo una encuesta a pie de calle, tanto a la salida del recinto, como en la fiesta posterior que se realizó en un local cercano, todos y cada uno, y en mayor o menor medida, trasmitían su grado de satisfacción por lo ofrecido.

Los dos puntos anteriores, sirven para reafirmar en positivo la pregunta inicial, por otra parte, son un reflejo de la dedicación con la que Idles han trabajado ideas, en modo ensayo y error, sin miedo a equivocarse, y afrontando riesgos, que para bien han sido abrazados por la mayoría, y para mal, han generado fruncimiento de ceño en su sector más encorsetado.

Y si como de una estrategia de ese proceso se tratara, las bandas que abren sus shows, siempre son escogidas de forma que generan aún más expectación para el acto principal y de paso hacen la labor de descubrir a una buena parte del público artistas de su órbita. En este caso, Ditz, ofreció un cortante set, basado en temas de corte áspero, con la figura de Cal Francis, paseando por el público a las primeras de cambio y con deje burlesco e aires de indiferencia, mientras la banda replicaba el sonido de forma milimétrica.

Da lo mismo, el tipo de propuesta musical que abraces, para los ingleses la puntualidad es sagrada, por lo que a la hora prevista, se hizo la oscuridad entre cadencias amables con los sintetizadores de “IDEA 01” dejando ver a Joe Talbot nervioso y sin poder estar quieto, con cinta en el pelo de corredor de maratones de los años setenta, y ganas de pasar a la tensión en “Colossus”, Dando paso al momento ya convertido en clásico, abrir al público, con la posterior visita del guitarrista Lee Kiernan, sobre las cabezas del mismo (algo que haría en más de una ocasión),

Y eso era solo el principio, dando pie al tramo que los llevo hasta la primera hora de show, donde se visitó el lado del escupitajo, sirvan “Gift Horse”, “Mr. Motivator”, «Mother” o “I’m Scum”, como ejemplos con los que no se dieron ni un respiro, adentrándose en el sudor, las proclamas políticas e imperfecciones sonoras. Curiosamente, éstas les dan un plus a muchos de sus nuevos temas, donde se evidencia que la banda está acostumbrada a la inmediatez, y que cuando toca bajar revoluciones, aún deben pulir algo sus aristas.

El set de Mark Bowen cada vez es más amplio, a sus guitarras trasparentes le ha añadido una amplia gama de sintetizadores, pianos, etc… esto no hace más que darle más juego a sus movimientos, y mostrarse muy hiperactivo. Justo lo contrario que Adam Devonshire y Jon Beavies, que, desde el lado sobrio, son los que pegan el puñetazo sonoro. Otro clásico, ya es la lucha interna con el sonido de Talbot, en esta ocasión no fue menos, su técnico recibía constantes mensajes, lo que hizo que no se sintiera cómodo al arrancar la interpretación de “The Beachland Ballroom” y la cortara a las primeras de cambio. Nos quedamos sin ese tema, que evoca a los bailes de fin de curso, y que por supuesto no tienen un final feliz.

Pero si de bailar se trata, “Dancer” se mostró eléctrica, algo atropellada, con algo de menos de groovie y más rápida, posiblemente, porque se sabía conocedora de que se acercaba el final con “Danny Nedelko”, la ya habitual felicitación navideña (independientemente de la época del año), y “Rottweiler”, que se mantiene como cierre y que evidencia sus orígenes antes de llegar a la catarsis sónica, llena de acoples para presentar a la banda, y dar por finalizadas dos horas de fogonazos, emociones, tensión, empujones, y mil adjetivos más.

Y finalizaremos con otra pregunta, aunque la gira acabe de arrancar, y a su reciente trabajo Tangk (2024) le quedan muchas escuchas, y por lo tanto mucho recorrido ¿Seguirá la evolución de la banda una línea ascendente? Viendo los resultados de unas pocas horas antes de escribir estas líneas, la respuesta sería afirmativa, aunque seguro que con nuevo giro de los acontecimientos.

Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Sergi Fornols

 

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