Algo de retraso para el inicio del show de Johnny Garso, músico zaragozano quien fuera cantante de los Alien Roots. Presentó con derroche de energía y sentimiento sus recientes canciones en castellano, acompañado por su banda, perfecta para un emo-rock con influencias post-hardcore (At the Drive-in o Sparta podrían contarse fácilmente como sus influencias). Sorprendió la precisión del baterista, pero la palma se la llevaría la intensidad y emoción que derrocha Garso, tanto en sus gritos como en sus versos más melódicos. Impacta ver un emo local tan bien desarrollado, trasportándonos a épocas de los barceloneses Aina. Agradecido sería otro de los adjetivos que bien definirían a este músico que provocó muy buenas sensaciones a lo largo de su recital, dejándonos con ganas de investigar su propuesta con atención.
De Zaragoza a Madrid para dar la bienvenida a los Sexy Zebras, que habían llenado la sala y harían lo propio con la expectativa creada. Si la propuesta de Garso es altamente intensa en cuanto a emociones e introspección, la de los Zebras la iguala y supera, pero con extroversión. Canciones como «Jaleo», «Nena» o «Charlie García» provocarían que las ganas de baile tomaran la sala. Mientras vestidos ataviados con estampados de zebra bailaban el rocanrol sin tregua, los Zebras ofrecían un espectáculo vivo y dinámico sobre el escenario que los llevó a explicar que pese a haber llegado enfermos a la ciudad, esta sala entregado los había sanado. Alusiones a una ex-novia y la superación de malos ratos en canciones como «Marte» o «Canción de mierda». Destacarían «La máquina» y «Quiero follar contigo» antes de introducir la traca final, cuando José, el guitarrista, recordaría a Gabriel, bajista y cantante, que era el momento de presentar su más reciente single, «Puñales y claveles».
Ahora sí, llegaría el momento del broche final con la pegadiza «Tonterías». Antes de que ésta terminara y con Johnny Garso sobre el escenario, Gabriel saltaba sobre el público mientras guitarra y batería mantenían viva base rítmica. De nuevo en las tablas, Gabriel invitaría a Garso a hacer lo propio, que saltó entregando su alma a los brazos del público mientras el tema entraba en su tramo final con tanta palabrería. Blablabla, blablablabla… El recital llegaba a su fin con expectativa colmada y un auditorio plenamente satisfecho que ya comentaba cuándo llegaría la siguiente oportunidad de ver a los Zebras en directo.
Texto y fotos: Borja Figuerola