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Blow Up Fest – Kafe Antzokia (Bilbao)

Asteroid B 612

Dos jornadas de buen Rock´n´Roll, sudoroso, intenso y festivo no son fáciles de pasar por alto. Entre viernes y sábado el Kafé Antzokia bilbaíno acogió a seis grupos con propuestas diferentes pero complementarias, porque de lo que se trataba era de pasárselo bien, rockear y comunicarnos en ese lenguaje universal que es la música, como bien dijo Sulo, el vocalista de los Diamond Dogs.

El viernes abrían el Festival los australianos Asteroid B612. Liderados por el fundador del grupo, el guitarrista Johnny Casino (bien conocido por estos lares), dieron riendas suelta a su intensa propuesta de Rock´n´Roll High Energy que tanto predicamento tiene (no en vano son una de las influencias clásicas de un grande como The Hellacopters). Bien recibidos por el respetable (han grabado un par de discos con discográficas de por aquí) y con Xabi Garre (Señor No) a la otra guitarra, el quinteto fue de menos a más, con un sonido que fue creciendo y se encontraron más cómodos con el paso de las canciones.

A partir del cuarto tema, la versión del “Is it my body?” de Alice Cooper (cualquier canción de la Alice Cooper Band setentera es un regalo, ojo, del “Love it to death” de 1971, nivelazo), el concierto fue más rodado. Johnny Casino haciendo de las suyas con su instrumento en “Gasoline”, empalmando con “Wich way” y haciendo palmear al público en ”September crsuh”. La segunda versión de la noche fue la tremenda “Down on the street” de The Stooges. Un tema oscuro, macarra y que se te mete en el espíritu para hacerte estremecerte como si tuvieras al Thulsa Doom de Conan enfrente tuyo. Soberbia canción, rockera como pocas.

“Straight back to you” daba paso a “I´ve had you” con la consabida (y extensa) presentación del grupo y finiquitando con “Danny´s sister” con Casino entre el público dándolo todo. Nada mal para calentarnos porque detrás llegaban Eddie and the Hot Rods con su Pub Rock de alto octanaje. Bueno, en realidad no quedaba nadie del grupo original en sí (tras la muerte de Barrie Masters en octubre de 2019), con lo cual uno se pregunta si es de recibo seguir girando con el mismo nombre o si es más adecuado meterle un “Tribute” al final, en fin, vamos con lo que sí gustó porque gustó bastante. Y es bien sabido que cuando el Antzoki se pone bailongo es una fiesta constante.

Eddie and the Hot Rods

Y los himnos de pub de británicos son perfectos para levantar el ánimo. Nada mejor que puños al aire, botellines en lo alto y gargantas gritando para que se te olviden los problemas habituales del día a día. Porque es viernes noche y el cuerpo lo sabe y pide lo que pide. Dándole fuerte, con la  armónica presente, “Hard drivin´man” sirvió para comenzar bien arriba. “Telephone girl” ya avisaba que el que no se movía no lo estaba haciendo bien y la grandeza de tema de “Guardians of the legacy” ya tenía al Antzoki dale que te pego. Se lo estaba pasando bien todo el mundo, si.

Una fiesta de pub, sin más pretensiones pero para qué queremos más, el hecho de disfrutar de una actuación de esta índole ya es algo recomendable. “Better without you”, “Why should I?” y “Bad time”, guitarreando a toda pastilla prepararon el terreno al clásico “Teenage depresión” y, atención, que llegaba el Hit, “Do anything you wanna do”, el desmelene total. Fue lo último que tocaron de lo suyo porque acabaron con un par de versiones de las que son apuesta segura para dejarse llevar a ese estado de felicidad que sólo te dan los clásicos cuando suenan en directo. “Gloria” (ya sabemos, Van Morrison, Them…) fue muy diferente a como la recordamos (Azkena Rock Festival, con Patti Smith, sin ir más lejos) y para finalizar, el “Born to be wild” de Steppenwolf. Quién no se divirtió es porque no quiso.

Diamond Dogs

Y para cerrar la noche, Diamond Dogs. La última visita a este recinto de los escandinavos fue en 2019. Ya cualquier cosa antes de la pandemia parece que se nos pierde en la noche de los tiempos. El quinteto presentaba en directo su último trabajo, “Slap bang blue rendezvous”, un artefacto de 24 canciones producidas por el conocido Thomas Skogsberg. Y en su línea, ese Rock’n’Roll sudoroso, de disfrutar más en directo que en disco, con actitud y toques Rock´n´Blues, escuela escandinava que bebe de grandes de muchos estilos para mezclarlos en un grupo de raíces sólidas y público fiel. Aunque de inicio bastantes habían salido de la sala para otros menesteres.

Pero volvieron porque no era cosa de perderse una actuación en la que únicamente sonaron cinco temas nuevos, el resto clásicos. Abrieron con la novedosa “Alright Brutus I´m on”, para ya poner a la gente a tono con “Valentina (Queen of the broken hearts)”. La segunda nueva de la noche puede pasar a engrosar sin problemas la lista de esos temas que siempre se les van a pedir, “Rocked, wrecked, robbed and ruined”, temazo de coros limpios y positiva al cien por cien.

Mucho guitarreo en “Off the record”, el bajista Martin Tronsson a la voz en “”May be I´m amazed”, compartiendo tarea con Sulo en la siguiente “Bound to ravage” y otro par de  nuevas, “Suicidal Idol” y “Make up boogie”, ambas de las de corear. Sin ser un concierto de los de recordar siempre, Diamond Dogs estaba dando ese nivel que siempre ofrece, aunque tuvieron que cortar la actuación antes de lo que esperaban, cosa del siguiente compromiso de la sala, con un público totalmente diferente. Así que cerrando con “Honked” y “Bite off”, Sulo abandonaba el escenario mientras sus compinches finiquitaban el tema, poco más de hora y media que se nos quedó algo corta para lo que esperábamos.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Dena Flows

 

 

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