Aproximadamente hacia la mitad de su actuación en la barcelonesa Sala Apolo, Joey Burns se dirigió al público para hablarnos de esperanza. Un mensaje poderoso y pertinente, si nos atenemos al espíritu de su propuesta y al ambiente de sincera y profunda humanidad que se vive en sus directos. Durante la hora y tres cuartos de concierto de presentación de “El Mirador”, último y reciente trabajo de Calexico, sus canciones también nos hablaron de amor, de felicidad, de miedo y sueños rotos, pero es posiblemente esa sensación de esperanza la que define mejor el poso que esta banda deja en aquellas personas que disfrutan de verlos sobre las tablas.
Desde una mirada más hacia el sur que nunca, arrancaron su estimulante viaje fronterizo y mestizo con “El mirador”, un tema ambiental, suave, muy a lo Ry Cooder, perfecto para que la banda se ensamble y el público empiece a dejarse llevar ligero hacia la “Cumbia del polvo”, el primer conato bailable de la noche. Aquí la figura de Brian López, a las voces y guitarra, tomó protagonismo para convertirse en el mejor escudero de Burns durante todo el concierto. Ya con “Splitter” lo que empezó fue el imparable ascenso de Calexico hacia los lugares comunes que son sus directos: una clase de energía, pulso, buen gusto y alegría, a través de la infinidad de matices de su música.
No conozco noche mala de Calexico, ni siquiera regular, su nivel siempre es altísimo, y los nombres de Burns, Convertino -¡qué prodigio rítmico!-, Mendoza, Wenck, Valenzuela, Colberg y López, deberían recitarse como la alineación de cualquier equipo mítico de fútbol. Todos y cada uno de ellos cumplen su función perfectamente, dotando a su tarea de la máxima importancia para el conjunto final. Y así, temas tan diferentes entre sí como “Victor Jara’s Hands”, “Harness the wind”, la versión de “Cariñito”, la fronteriza “Minas de Cobre”, “Flores y tamales” o la exquisita interpretación de “Crystal Frontier” con la que acabó el concierto, configuraron un caleidoscopio con lo mejor de lenguajes como el rock, el country, el tex-mex, la música psicodélica o la cumbia, que en Calexico encuentran el espacio para fundirse perfectamente en un todo orgánico y evocador. Y esa mezcla, esa integración tan natural en la banda, es la esperanza a la que apelan. La de la unión y el amor entre pueblos y culturas. Su directo en Barcelona es el mejor de los ejemplos y su noche, nuevamente, fue para recordar.
Texto: Sergio Rodríguez
Fotos: Sergi Fornols