Como un torbellino ha entrado Sierra Ferrell en la escena del country rock gracias a Long Time Coming, su nuevo disco publicado por Rounder Records, y en el que encontramos desde el esperado country a folk, bluegrass, jug band sound o hasta gypsy jazz. “Crecí pobre” dice a la revista Holler. “Así que me pasé mucho tiempo jugando al aire libre. Teníamos un televisor con orejas de conejo y papel de aluminio, estaba sentado en el suelo y solo funcionaba girándolo de lado. Pasé la mayor parte de mi tiempo al aire libre, usando mi imaginación, explorando y jugando.No viajábamos mucho porque mi madre era madre soltera y tenía tres hijos, dos de los cuales vivían con ella. Sin embargo, estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de crecer al aire libre y experimentar más que vivir en un mundo de alta tecnología: realmente cambia mucho a las personas”. Creció en una pequeña ciudad de West Virginia, como ella dice, alejada de las nuevas tecnologías y dejando volar su imaginación. Generando sus sueños. Uno de ellos, convertirse en cantante. Para ello trabajó duro y con veinte años ya viajaba por todo su país como multiinstrumentista en una gira nómada.
Tras asentarse por un corto espacio de tiempo en Nueva Orleans y Seattle, ciudades casi antagónicas, llega a Nashville donde consigue un contrato con Rounder Records que acabará con el citado Long Time Coming. El álbum, coproducido por Stu Hibberd (Dolly Parton, Allison Krauss) muestra una artista mucho más hecha que sus dos trabajos anteriores, Pretty Magic Spell (2018) y Washington In The Sea (2019. Con el eclecticismo por bandera, el nombre de Ferrell está en boca de todos los seguidores de la música de raíces, y eso debe tener algún motivo. Ella lo explica así en Glide Magazine: “Canalicé tantas influencias como pude. He hecho suficientes discos para saber cuándo echarte a un lado. Personas como Gary (Paczosa) y Stu tienen el talento y la experiencia suficiente para convertir country, jazz, folk, gypsy, ragtime, algo de pop, y cualquier otra cosa sobre la que mi mente errante pensara el día de la grabación en una declaración artística coherente”.
Eduardo Izquierdo