Encuentros

Kris Rodgers & The Dirty Gems, poca suciedad y muchos quilates

Tras la disolución de su banda, Highway Jackson, a finales de los dos mil, Kris Rodgers decidió centrarse en el amor de su vida -el piano- e iniciar una nueva carrera como compositor y cantante. Y lo hizo tanto con su propio material como acompañando en grabaciones y directos a nombres como The Connection, Jack and Aces, Scott Sorry, Dean Ford, The New Trocaderos, Bullet Proof Lovers o Kurt Baker entre otros. Ahora, diez años después de su debut con el EP homónimo y tras toda una retahíla de excelentes lanzamientos, se estrena en Wicked Cool Records en formato largo con Still Dirty. Un disco radiante y positivo, actualizando no pocos preceptos clásicos con tanta osadía como respeto. Desde Portland, Maine, él mismo nos cuenta un poco más.

 

El nuevo álbum ya está disponible en Wicked Cool Records, el sello de Steve Van Zandt. Tengo entendido que se involucró a varios niveles, ayudándote y aportando ideas. ¿Qué nos puedes contar al respecto?

Sí, este es nuestro primer álbum con Wicked Cool Records, y Little Steven nos ha ayudado de muchas maneras durante todo el proceso, incluyendo notas y mensajes de voz aportando sugerencias sobre la composición. Le enviamos el álbum cuando todavía era una demo y nos ayudó aquí y allá, en ciertas canciones, para que fueran todavía mejores.

 

Cuéntanos sobre la grabación, en general. Dónde, cuándo y cómo, ya sabes…

Grabamos el disco entre 2018 y 2020. Algunas de las primeras demos las comencé en 2016, pero el núcleo del álbum se grabó entre esos dos años. Yo mismo -junto a los Dirty Gems- produje el álbum en The Wreck Room, el estudio casero de nuestro bajista Ryan Halliburton. Luego terminamos algunos cabos sueltos en los estudios The Halo y Acadia Recording, ambos en Maine.

 

¿Todas las canciones de Still Dirty fueron escritas expresamente para el álbum o has recuperado algunas cosas de tiempo atrás?

Fueron escritas con el álbum en mente, aunque al final teníamos algunas canciones más de las que finalmente aparecen en el disco. Por ejemplo, «The Station», que se publicó en un álbum de rarezas y caras B que lanzamos digitalmente en 2020. (Long Lost Gems, N. del A.)

 

El álbum es una verdadera delicia. Habéis conseguido un disco muy variado y a la vez tremendamente cohesionado: rock de los 70, r’n’b, soul e incluso ritmos latinos, pero todo con un sonido optimista, muy “groovy”. ¿Cómo diablos haces eso sin que el resultado parezca un pastiche? (Risas) ¡Ojalá supiera cómo! Creo que es posible porque todos en la banda son músicos de toda la vida y todos hemos tocado muchos estilos en muchos escenarios a lo largo de los años. Creo que podemos extraer ideas de todas nuestras experiencias, pero para serte honesto, simplemente tocamos y lo que tenga que pasar, pasa.

 

Hay en el disco una increíble versión del «Take me to the Pilot» de Elton John. ¿Por qué Elton y por qué esta canción en particular?

He sido un gran fan de Elton John desde niño. Especialmente del primer y más antiguo Elton. «Take Me to the Pilot» se había convertido en un elemento básico de nuestro set a lo largo de los años, y también en una de mis canciones favoritas de Elton, así que decidimos grabar nuestra versión en vivo para el álbum.

 

Hasta ahora siempre habías escrito casi todo el material tú mismo, pero en esta ocasión encontramos co-créditos del resto de la banda en cuatro canciones. ¿Cómo surgió esta colaboración? ¿Y cómo reuniste todas las ideas una vez en el estudio?

La mayor parte de la co-escritura ocurrió de forma natural. Durante muchos años, la banda era básicamente yo escribiéndolo todo y luego contratando al resto de la banda para grabar las canciones en el estudio, lo cual funcionaba bien. Pero como en esta ocasión teníamos un estudio en casa para trabajar con tiempo ilimitado, y un grupo cohesionado que había estado tocando y viajando junto durante algunos años, parecía natural tratar el álbum desde una óptica de banda como tal. Escribimos y reescribimos mucho todos juntos, y creo que ese fue el ingrediente secreto de este álbum.

 

En mi opinión, una buena parte del público ha perdido el contacto con el rock clásico de los 60 y 70. Parece como si todo el mundo estuviera intentando encontrar “el próximo gran sonido”, cuando hoy día -como es tu caso- hay mucha buena música que hace referencia a esos tiempos, simplemente actualizándolos. ¿Cuánto dirías que hay de reivindicación en tu música, en ese sentido?

Es difícil de decir, pero no creo que nadie que haya sido parte del “próximo gran sonido” estuviera buscando “el próximo gran sonido”. Creo que los Beatles solo intentaban ser Little Richard y los Stones, Muddy Waters. Creo que Soundgarden y Pearl Jam solo intentaban ser bandas de rock’n’roll. Creo que Michael Jackson estaba tratando de bailar como James Brown y Cab Calloway. Creo que el “próximo gran sonido” ocurre por accidente, por artistas que están en contacto y familiarizados con la gran música del pasado. La música que asfaltó el camino hasta donde estamos hoy.

 

Aparte de eso, el amor por el rock primigenio de los años 50 también se detecta en buena parte de tu música y sobre todo en tu forma de tocar el piano. ¿Qué artista de esa época dirías que ha influido directamente en su interpretación?

Amo a Little Richard y Jerry Lee Lewis, pero también amo la música country de los 40, 50 y 60, específicamente el piano. Jerry Lee Lewis cambió a un sonido más country después de sus días de boogie woogie, lo cual tiene sentido porque gran parte de la interpretación es similar, simplemente más lenta. Y amo a Ray Charles tal vez incluso más porque podía moverse sin problemas entre el soul, el rock’n’roll y el country y de alguna manera hacer que todos encajaran.

 

¿Cómo y cuándo aprendiste a tocar el piano y a cantar?

Comencé a tocar cuando era muy pequeño, tal vez a los siete años. Mi guardería tenía un piano de juguete en el vestíbulo y yo ya intentaba tocarlo. Al mismo tiempo, me diagnosticaron diabetes de tipo 1 y como mis padres se sentían culpables, me permitieron tomar lecciones de piano. Cantar era diferente. Siempre cantaba para mí mismo y pensaba que era un buen cantante, pero no me atreví en público hasta que me uní a una banda cuando tenía diecisiete años.

 

¿Cómo es la escena musical hoy día en Maine, y particularmente en Portland?

La escena musical de Maine no es tan potente como solía ser antes del COVID, pero se está recuperando muy bien y la comunidad es más fuerte que nunca. Portland es una gran ciudad para ser artista, si te lo puedes permitir, y hay muchas oportunidades para tocar. Creo que muchos de los músicos de Portland son increíbles y comparables a cualquier cosa que puedas encontrar en Nueva York, Nashville, Los Angeles…

 

¿Algún plan para una gira inminente? Supongo que debes estar ansioso por tocar estas canciones en directo frente a una audiencia.

¡Sí! Este otoño estaremos en el noreste de los Estados Unidos y mi objetivo final es volver a Europa ¡principalmente a España! Tengo muchas ganas de tocar nuestra nueva canción «Tortuga» en España.

 

Eloy Pérez

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