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Love of Lesbian – Festivales por la Cultura Segura / Palau Sant Jordi (Barcelona)

 

Foto: Miriam Music Media

«El mundo nos mira. Estamos haciendo historia». Santi Balmes, cantante y líder conceptual de los aclamados Love of lesbian, lo tenía muy claro. Y las 5.000 personas, mascarilla en boca, congregadas en el Palau Sant Jordi para el evento – proyecto – experimento también. Éste no era un concierto más, ni tan siquiera era un concierto importante en sí mismo, ya que la trascendencia del mismo iba mucho más allá de lo meramente musical. Fue una noche de reencuentros.

El reencuentro de la banda que antaño abanderara el auge del pop rock independiente -y que se convirtiera en un grupo de éxito indiscutible y seguimiento masivo tras la publicación de su aplaudido 1999- con su público; el reencuentro de ese mismo público, ávido de recuperar las sensaciones antes comunes y ahora casi olvidadas de un concierto multitudinario sin la execrable distancia social; el reencuentro de la industria con un evento a gran escala y con una logística tan complicada como, en líneas generales, bien resueltas; y, en definitiva, el reencuentro de nuestra sociedad con una manera de vivir que nos ha sido usurpada con nocturnidad y alevosía, y que tarde o temprano nos será devuelta.

Y, como suele suceder en los reencuentros, las emociones suelen aflorar y se exacerban los sentimientos: de agradecimiento mutuo, de cierta responsabilidad común y de un renovado espíritu existencialista al más puro estilo carpe diem.

Foto: Jordi Costa

Love of lesbian, tenían todo de cara para hacer de la noche un momento único, especial e irrepetible. Y así fue. Un repaso exhaustivo a los grandes éxitos de la banda lesbiana propició decenas de instantes de memorables: estribillos cantados al unísono desde las entrañas, discursos emocionados y emocionantes, y, ante todo, mucha energía contenida que necesitaba ser liberada.

Quizás ésta es una nueva forma de entender la música en directo, un nuevo comienzo, el inicio y el fin de una etapa al mismo tiempo. «Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así y siempre así será», contestaba el profesor John Keating en la obra maestra El Club de los poetas muertos para defender que tener sueños no es cosa de necios. Y, ciertamente, el mundo pudo contemplar a 5.000 personas soñando y sintiéndose libres en una noche que siempre será eterna.

Texto: David Lage

Foto: Vicens Tomás

One Comment

  1. La pregunta es si sirve de algo, porque antes en la sala Apolo se hizo lo mismo con 500 personas y despues el desierto.

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