Hemos pedido a nuestros redactores y redactoras que elijan un disco que para ellos haya sido especial de la mal llamada década 2010-2019 (sí, sabemos que lo correcto sería decenio). No hemos querido fustigarlos obligándolos a escoger su disco de la década, pero sí al menos uno de ellos y que nos lo reseñen. Semanalmente, durante todo este año que sí da fin a la década, iremos desgranando esos álbumes que componen para el staff de Ruta 66 la fotografía de diez años que ya son historia. Continuamos con esos discos. Toni Castarnado nos propone a Low.
Low – C’mon (2011)
No me considero una persona de normas estrictas, si bien hay algunas que intento no saltarme. A pesar que entrevisto a muchos músicos y disfruto hablando de lo que sea con ellos -amén del valor que doy a lo que hacen-, no suelo intimar, nada más allá de la cordialidad de un saludo o un afectuoso apretón de manos. De alguna manera, creo que nuestros caminos son distintos. Por mucho que lo intentes, ellos están en otra orbita, en algún caso levitan un palmo por encima del suelo. Pero insisto, lo cortés no quita lo valiente, si una canción o un disco me emocionan lo digo. De hecho, en el Primavera Sound de 2019, a la salida del recinto donde se celebra el festival, me encontré con Alan Sparhawk y Mimi Parker, dúo protagonista en Low. Habían pasado dos horas desde el final de su concierto y yo aún tenía piel de gallina. En ese momento, dudé si ir a darles las gracias. Un buen amigo me empujó a hacerlo: “yo iría, seguro que te agradecen el gesto”. Alan estaba a otra cosa y no me hizo mucho caso, lo contrario a ella. Hice hincapié en un detalle, tocaron “Especially me”, la canción que me ha hecho llorar más veces durante la década que ha quedado atrás. Mimi Parker lo puntualizó con una sonrisa cómplice: “estaba dedicada especialmente para ti”. Me robó el corazón, pues ese es el tema al que siempre acudo cuando me despido de mi hija en mis visitas a la Normandía. Coincidencia o no, “C´Mon” se presentó en 2011, el mismo año que vio nacer Lhasa.
Una de las particularidades de Low ha sido que, aunque los puedas englobar en distintas escenas, ninguna se adapta al 100%. Tienen un sonido propio y capacidad innata para innovar, para explorar, para crear discos muy diferentes entre sí, del culto a “Things we lost in the fire” a la artesanía de “The great destroyer”. Al margen de etiquetas, a ellos les define esa sensibilidad tan especial. Hasta llegar a “C´Mon” se establecieron como referencia del slowcore, y durante la década de los 10´s abren alas, les produce un disco Jeff Tweedy -“Invisible way”-, Robert Plant escoge dos de sus canciones para un proyecto y al albor de “Double negative”, la crítica consagra su obra con el álbum más difícil y retorcido que han publicado hasta la fecha. “C´Mon” tenía otras hechuras, no es un espíritu tan libre. Cohesionado de principio a fin, esta decena de canciones resaltan por su extrema belleza. Las voces están en primer plano, tiene un tono ceremonioso y, en cierto modo, goza de estructuras más pop. En ese sentido, tuvo mucho que ver el nombre del productor, un Matt Beckley que había trabajado con artistas jóvenes y mainstream como Avril Lavigne o Katy Perry. No obstante, él no les alejó de su esencia -también toca Nels Cline-, respetó la oscuridad y profundidad del mensaje, y en su haber un mérito: nunca antes la melancolía había tenido esa luz. ¿Canciones a destacar? Todas. Aunque puestos a elegir, “Try to sleep”, “You see everything” y el broche con la melodía excelsa de “Something´s turning over”. Y sí, no me olvido de “Especially me”, la pieza que me dedica mi amiga -¿la puedo llamar así?- Mimi cuando sabe que ando por ahí.
Toni Castarnado