En cada nueva visita Gregory Porter agrega adeptos a su soul jazz vocal. De Jamboree a Mas Sorrer, de Cadaques al Gran Teatre del Liceu, donde repetía dentro del marco del Suite Festival, esta vez casi doblando la asistencia de 2015 en el mismo recinto.
Presentaba su nuevo trabajo Nat King Cole and Me, pero no se ciñó a la recreación del cancionero del ídolo de su adolescencia, sino que incidió en álbumes anteriores como Take Me To The Alley, desde el tema homónimo y la inicial Holding On , así como en Liquid Spirit con Musical Genocide y When Love Was A King. Respaldado con un quinteto en el que destacaron el teclista y el organista, el saxofonista y el bajista, protagonista del solo que introdujo Papa Was A Rolling Stone , popularizada por The Temptations.
Interpretada justo después de la sublime Mona Lisa, dio nuevo impulso al primer bloque, que cerró con la emotiva Quizás, Quizás, Quizás (con una perfecta dicción) en otro de los guiños a su reciente disco. Después de embelesar al público en esos primeros casi 90 minutos aún concedió dos aplaudidos bises, dando fe de sus asombrosas cualidades vocales. Su imponente físico, su porte y su característica gorra calada, con una especie de pasamontañas cubriendo los laterales de su barba, pero sobre todo su profunda voz de barítono lo hacen único y singular. Casi dos horas conectando con el público, que por una vez hizo caso a la prohibición del uso de móviles.
Texto: Joan Corbera
Foto: Jose Irún Fotografía