Tuve la suerte de conocer a Willy gracias a esta publicación. Me preguntaron si le quería entrevistar y avisé que no le conocía. Me susurraron que era viejo amigo de la casa y, no sin algo de vergüenza, me fui en su búsqueda. El resultado fue una pequeña entrevista publicada en la versión de papel de Ruta 66. Pues bien, esto fue hace unos meses y, desde entonces, este tipo no ha dejado de sonar en mis solitarios días frente al teclado del ordenador. También ha sonado en viajes de ida y vuelta. Incluso en los momentos previos a estallar la noche, esos en los que te crees invencible. Además de parecerme un tipo cojonudo, que vive la música a tope, creo que su primer disco en solitario, A 11.00 kms., es una muy buena carta de presentación.
Con estos precedentes acudí a Costello en una noche que, de primeras y desde el punto de vista estrictamente comercial, no pintaba muy allá, ya que ese mismo día había dos conciertos muy interesantes (también) en Madrid. Willy apareció con banda pintona y haciendo uso del inglés preguntó a sus compañeros de noche si estaban preparados para lo que iba a venir. Como mandan los cánones de los artistas que acaban de sacar su primer disco en solitario, nos lo interpretó de arriba abajo. Sonó eléctrico, con muchísima fuerza. Guillem estaba como loco. Interpretaba con fuerza, daba palmas cuando correspondía y pisaba el escenario con seguridad. Me gustó especialmente Costa Brava y ese toque Lou Reed. La armónica de Clabu te embruja aunque tú no quieras. Es imposible que no te salga una sonrisa cuando le escuchas tocar Musas. Y siento absoluta debilidad por La Casa en la que Solíamos Estar. Me encantó en Dulces Andares. Es cierto que este tema suena muy quiquegonzález pero ¡joder! ¿qué pasa, que nadie puede hacer este tipo de música aparte del genio madrileño?
Willy nos presentó a su acústica resucitada, esa que le ha acompañado en los momentos duros. Nos contó que en una noche de excesos se cayó encima y pensaba que no la recuperaría nunca más. Pero, cual metáfora de su propia carrera, lo consiguió. Nos presentó un tema nuevo, Sin Razón, que al parecer es la primera canción que escribe con final feliz. Tocó un tema de su grupo anterior, los Freewheelin Tornados, a capella y bajándose del escenario, con el público alrededor. Y terminó del mismo modo versionando It´s gonna be allright. Mención especial merece la participación de los Right Ons Rams y Álvaro en, para mí, el temazo del disco, Dandys y Doncellas,. Inmejorables escuderos.
Fue una noche mágica con un artista que solo puede (y debe) ir para arriba. Estoy seguro de que las 40 personas que, aproximadamente, estuvimos acompañándole recordaremos con nostalgia esa noche cuando nos peleemos por sacar boletos para verle en La Riviera.
TEXTO Y FOTOS: PEPE MAZA