La 2. Barcelona. 18/06/2010
No entiendo ni entenderé nunca lo que le pasa a una ciudad como Barcelona con el rock and roll. Y si alguien lo hace no estaría mal que me contaran como un cartel triple con semejantes nombres deja una sala semivacía un viernes de principio del verano. La cuestión es que esa era la realidad. Pocos pero bien avenidos, como reza el refrán. Y no está nada mal la idea de estos tres músicos que apuestan por ejercer de complementos del titular de cada momento de tres bolos que se nos aparecen como un conjunto compacto.
Inicia la cosa John Paul Keith ataviado con la camisa que da color a su discazo Cheaps and Thrills. Harlan ya está al bajo. Todo preparado. Y la sombra de Buddy Holly se nos aparece a los presentes. Su rock and roll de tintes seminales es excelente y aunque es difícil calentar el frío ambiente, el poco público no tarda en meterse en el concierto. Cuando Bobo asume el papel protagonista la cosa ya va más caldeada. Keith asume el papel de segundón a la guitarra y deja todo el protagonismo al Sucker de Harlan. Un discazo de tomo y lomo que en directo adquiere tintes de clásico (propongo «Hamster in a cage» como canción del verano ¡ya!). Oblivian es la guinda. Necesaria por aplomo y saber estar. Y por lo imprescindible de acabar de endulzar una gran noche de rock and roll. Soberbio, seguro de ser una estrella del rock que sabe que su público es el que está allí, no el que luego asegura tener toda su discografía sin apenas conocer su nombre. Locuaz y sencillo, Jack pone el punto y final a tres conciertos que forman uno solo y te lleva para casa con la sonrisa dibujada en los labios. Te cruzas con un tipo en la puerta que estaba esperando que acabara el bolo para entrar en la sala. I love rock and roll reza su camiseta. Que te crees tu eso chaval…
Eduardo Izquierdo