Que quién avisa no es traidor es un lema válido de Pekín a Pokón, y si alguien lo aplica con sangre por estas tierras amenazando ya desde una carpeta de póster de película del Lynch de aguijón largo y abriendo los primeros surcos a ritmo tétrico de paso de pascua sevillana tras los del pistolero en la cantina en busca[Leer más…]

Ya no quedan bandas como ellos, pardiez. Brutos sin concesiones, auténticas piltrafas del arroyo neozelandés que parecen vivir en una pesadilla en la que Dead Boys intentan tocar tan rápido y alto como Motörhead, surgiendo de su cueva para afirmar que la actitud punk no ha muerto, aunque sus mayores vayan locos por pillar un contrato en condiciones

Dieciocho años han tenido que pasar para que tuviéramos novedades discográficas de Squirrel Nut Zippers. Uno de esos grupos que aprovecharon el tirón del neo swing en la década de los noventa, a pesar de que en su música se dan cita un gran número de estilos e influencias.

Recuerdo que la primera vez que caté Exile in Guyville me pareció un disco extraño. Sencillamente, no había escuchado nunca antes algo así. En cambio, si lo hago ahora, no me parece tan excepcional como entonces. O al menos, tan rompedor. Eso sí, las canciones, cómo canta Liz Phair, me siguen entusiasmando.

Una vez más: pasémonos por la entrepierna de las mallas que le hemos mangado a tu novia la certeza de que el rock’n’roll está muerto. Las mostrencas de Nueva York vuelven a salir de las páginas de la Biblia para acudir a esta redundante convocatoria que demuestra —de nuevo— que los Dolls nunca grabaron un elepé que hiciera justicia a[Leer más…]

Da igual donde vayan a grabar, registraron en Noruega el disco anterior y para este se han ido a Nashville con Brad Jones, el resultado final será siempre el mismo. Un exuberante muestrario de como acercarse a la música tradicional norteamericana con el respeto debido y con el hecho diferencial de hacerlo desde la mirada de una banda nacida en[Leer más…]

Empecé a seguir la pista de estos cuatro cafres de San Antonio en 2012, con su primer disco, si no tenemos en cuenta la edición de sus sesiones en la emisora KRU un año antes. La reseña de aquel Plethora todavía puede leerse en nuestra web rutera.

La música afroamericana ha tenido una larga tradición en Inglaterra desde mediados de los años sesenta, cuando los Beatles, los Rolling Stones, John Mayall e incluso Led Zeppelin adaptaron (a su manera) los sonidos del profundo sur de los Estados Unidos y los convirtieron en la banda sonora de aquella época tan idealizada por la contracultura.

¿De verdad alguien puede defender a día de hoy otro álbum de versiones de Bob Dylan? Pues si es como el de Bettye Lavette, sí, oigan. No es solo lo que ya sabemos, que Bettye canta como las mejores, sino que además se ha atrevido con un repertorio arriesgado y encima lo ha dotado de una personalidad aplastante.

Desde Toronto llega esta banda integrada por Frank Evans, Adrian Gross, Darryl Poulsen y Alastair Whitehead que apuestan por el genuino y puro bluegrass que, irremediablemente, nos lleva hasta la primera mitad del siglo pasado.