Dos momentos tengo grabados a fuego en mi mente respecto a la carrera de John Paul Keith. Dos simples recuerdos, banales probablemente, pero que ilustran a la perfección mi relación con este artista de Knoxville aunque afincado en Memphis, ambas en el estado de Tennessee.

Hay bandas que parten de conceptos bien definidos. ‘77 no se aleja en su propuesta de la edad dorada del hard-rock, algo que siempre les ha conectado directamente con el sonido y el riff a lo AC/DC, pero que en su quinto trabajo de estudio, Bright Gloom, se expande sin complejos.

Como Alex Turner ha estado haciendo el gamberro lascivamente en The Last Shadow Puppets y Matt Helders —no nos olvidamos de Late Night Tales y su selección negroide— ha hecho lo propio con Iggy Pop y Josh Homme en esa aventura fantástica que llevó por título Post Pop Depression, no da la sensación de que Arctic Monkeys lleven un lustro[Leer más…]

Conocerles es amarles, sin medias tintas. Los germanos más excesivos, guardianes de la esencias del mejor rock psicodélico de todos los tiempos, siguen a la suya conscientes de que sus seguidores se lo permiten todo, porque en su desmesura radica su atractivo incuestionable. Referencias discográficas pisándose unas a otras sin respetar el periodo habitual necesario para garantizar visibilidad correcta al[Leer más…]

Que el apolíneo vocalista y guitarrista de Cadillac, Michigan, iba cediendo en la fidelidad a la promiscuidad musical que caracteriza a su ciudad de acogida, Nueva Orleans, para adentrarse cada vez más profundamente en los senderos del blues era algo que ya profetizaba su disco anterior, el aclamado I’m Glad Trouble Don’t Last Always (2016).

No se trata de ser un inmovilista en el concepto musical, pero es cierto que se agradece, y muchas veces se hace necesario, recordar de dónde surge eso que llamamos rock and roll y cuáles son los instintos que lo pusieron, y ponen, en movimiento. Por eso resulta excitante chocarnos con propuestas como la de Comité Eléctrico, que sin un[Leer más…]

No podían fallar, y no lo han hecho. La trilogía místico-canalla iniciada por el excelso Santa Leone y continuada en el no menos certero He Matado al Ángel, estaba cantado, debía ser clausurada en condiciones, sin bajar el pistón

Hace tiempo que Mark Everett está instalado en una cómoda y tonificante área de confort, viviendo plenamente su personaje musical. Y en ese camino, merecido y brillantemente conseguido, cae una nueva entrega musical cada cierto tiempo, como si el cartero nos entregara una carta cada día, como si nos llegaran las facturas de cada mes, o como si la burocracia[Leer más…]

Ganas tenía de escuchar nuevas canciones del autor de Dolls of Highland (2016), un álbum que describí como sorprendentemente maravilloso. Que no era un fichaje prometedor, sino una realidad —dije—, y lo ratifico ahora continuando donde lo dejé.

Confinados a un eterno epílogo tras el exhibicionismo de su escultura pene-punk, Apocalypse Dudes, los turbopuercos vuelven a salir del cuarto oscuro para pasar la gorra de cuero entre su legión de fanáticos; y es que alguien tiene que pagar el aceite de sus motores anales.