No hay ningún disco de aquella época que suene como el debut de Ilegales de 1982. Tampoco había -ni ha habido- ninguna banda igual. Por eso se entiende que alguien haya visto un filón en contar todo lo que rodeó a la composición y grabación de aquel álbum y a la agitada vida del trío entonces. Lo primero se explica con el propio productor del disco o músicos asturianos que estuvieron allí y saben qué se utilizó para conseguir aquel particular sonido. El resto de la historia, más jugosa, está también aquí, explicado por sus protagonistas, empezando por el propio Jorge Ilegal que, al igual que ya hacía en el otro documental que existe del grupo, Mi vida entre las hormigas (2017), del mismo realizador, se pasea desafiante, orgulloso, señorial y con un humor seco por cada plano de la película. Suyas son las mejores anécdotas, en esta cinta construida a base de declaraciones, las escasas imágenes de archivo que existen y alguna animación en su defecto. Sin ir más lejos, quedan para el recuerdo, entre otras muchas, la historia de su primer concierto en Rock-Ola bañado en sangre, cómo imponía su ley en las calles y los camerinos por los que pasaba, su atención y cuidados a las carpas de los estanques de su ciudad o la orgía en la que todos follaron más de lo que pensaban solo para no tener que aguantar a un invitado cotorra.
XAVIER VALIÑO
