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Rock ‘n’ roll S.L. Parte II

Ocurrió con la muerte de Charlie Watts como con la de tantos otros músicos y, por ejemplo, deportistas: el culto a la marca trasciende la profesión. En la misma semana murieron otros instrumentistas, pero ninguno pertenecía al culto popular, aquel que, aun no siendo seguidor de la banda, se conocen los detalles básicos. Ocurrió, también, con la muerte de Maradona o Kobe Bryan. Ya siguieron adelante sin Brian Jones. De igual manera, AC/DC después de la muerte de su frontman se recompuso, y la maquinaria de los australianos no se paró con la salida, y posterior muerte, de Malcom Young: Livin’ on ecstasy / Runaway Train / (Running right off the track)1. En España, casos más recientes como el de Barricada se vieron lastrados al no tener el mismo tirón, las rencillas entre miembros y las salidas por sorpresa (véase la nota de prensa2 impredecible de Hendrik Röver para comunicar el cambio de formación donde Fernando Macaya y Pablo Z dejaban de ser miembros de Los Deltonos, que tuvo su respuesta3), confundieron a los seguidores.

Aquí, la justificación de la imagen puede dar paso a las bandas como franquicias. En el caso de Lynyrd Skynyrd en el que no queda, excepto Gary Rossington, ninguno de los miembros originales, pero pasean el legado y siguen produciendo nuevos LP. No deja de ser una empresa familiar en herencia. Es cierto que, en estilos de música como el heavy metal, el cambio de formaciones, de miembros, incluso tan representativos como el cantante, es una normalidad. ¿Esto puede hacer que, desde la formación original, un grupo pueda ser eterno? Ejemplos conocidos por muchos son Iron Maiden o Deep Purple, quienes han tenido constantes cambios de miembros en sus formaciones, ¿no pueden dar lugar a una línea continua? Tal y como comenta Mario Escribano en su artículo para El confidencial4: “Angus Young, el más joven del grupo, era el único miembro emblemático que quedaba ya y hubo quien especuló con que haría lo mismo que hizo Rose a finales de los 90. Es decir, quedarse de CEO de la banda e ir contratando al resto de integrantes para tocar bajo la marca del grupo.”

Angus y Malcom

Es cierto que, cuando uno se inicia en el aprendizaje de un instrumento musical, hay una parte que consiste en el aprendizaje por imitación, tocando temas de músicos que a uno le gustan para luego, consciente o inconscientemente, comenzar a componer buscando sonar como ellos o influidos por dicho aprendizaje. Más tarde, hay quienes colaboran, componen o trabajan para sus ídolos, convirtiéndose estos en intérpretes o colaboradores, en el ejemplo patrio se pueden encontrar casos como Raphael o Sabina. En muchos casos, ya sea como punto de partida o como divertimento, las bandas tributo suponen una parte de la formación, así como los covers en un repertorio propio. Si tomamos a estas o a un grupo de músico a los que se les dota del mismo equipo, contactando con uno o varios compositores y que trabajen bajo la batuta del productor de una banda, cabría la posibilidad de dar una línea continuista desde una cover band. ¿Hasta qué punto no puede una banda convertirse en una franquicia?

Si bien los ejemplos antes expuestos no dejan de mostrar el concepto de empresa desde el punto de vista de bandas a nivel mundial, extrapolar ese contexto a España merecería otro análisis, existen otros dos puntos fuertes dentro de la industria musicar: 1.) la manera en la que las discográficas gestionan (exprimen) el legado de los artistas y 2.) la organización de conciertos y eventos por parte de promotoras y agencias de management.

Para el punto número uno, existen varios casos. El primero es el de grabaciones existentes. Este puede considerarse el más licito, ya que, muchos artistas en vida aprovechan -sea por un tema de Copyright o para seguir de actualidad hasta el siguiente trabajo- para publicar material inédito: conciertos íntegros, caras b, canciones de distintos shows, versiones y tributos, etc. También podríamos incluir en estos casos los discos ya grabados, aunque no publicados, por distintos motivos; rescatar álbumes perdidos, aquellos que por algún motivo no vieron nunca la luz: insatisfacción del artista, un álbum mejor grabado al hilo de ese primero, diferencias comerciales con la compañía… Así, el hijo de Johnny Cash (Johnny Carter Cash) rescató Out among the stars.

Por lo general, siempre hay un familiar encargado de la gestión del catálogo. En el caso de Johnny Cash, su hijo se está encargando de desempolvar tanto material inédito (ver la Bootlegs series y Out among the stars, por ejemplo) con reinterpretaciones del cancionero paterno como el LP Johnny Cash and The Royal Philharmonic Orchestra. Sin embargo, ¿cuál es el precio de ver como una carrera se desvirtúa? Este último caso ocurrió no hace mucho a nivel nacional, con la edición de Casal Sinfónico de Tino Casal, un vinilo de 12” con seis canciones grabadas el 12 de abril del 2017 en el Teatro Campoamor de Oviedo con la Orquesta Sinfónica de dicha ciudad, donde se incluye la voz de Tino Casal digitalizada de los másteres originales. Este mismo escenario se dio recientemente tanto en directo, no hace mucho Paul McCartney cantaba a dúo con John Lennon, como en estudio, la grabación de duetos como el de Jack White con Elvis para la película Elvis, «Power Of My Love».

Dentro de los legados, se hizo el disco con textos de Woody Guthrie interpretado por distintos artistas. En un caso intermedio sería la edición de Sony de Thanks for the Dance de Leonard Cohen, último álbum del canadiense. En este caso, a partir de una serie de pistas de voz que dejó en vida Leonard Cohen, su hijo se rodeó del equipo habitual de Montreal para la composición de la música. ¿Hasta dónde es lícito que unos músicos acaben, desde la admiración o la profesionalidad, las canciones de alguien muerto?

Este caso atañe también a las reediciones. Son muchas las ocasiones en las que, bajo la denominación de Legado (Legacy), aparece material inédito póstumo de grupos o artistas, ya sea una canción, dentro del enésimo recopilatorio con el mismo track list que se (re)publica con una periodicidad exacta, o un álbum entero rescatado de alguna grabación en vivo, olvidada en el estudio o en forma de collage, con temas de distintas épocas, producciones, etc. ¿Es ético explotar los archivos de un artista si lo que ocurre es el error de hacerlo desde la discográfica sangrando a los fans?

De todos modos, la gestión del catálogo ha cambiado, de las comentadas reediciones, los rescates de grabaciones perdidas y grandes éxitos, ha dado lugar, puesto que la tecnología lo permite, a la resurrección de artistas y la capacidad para ordeñar el material existente.

Aquí puedes leer la primera parte: Rock ‘n’ roll S.L. Parte I

Texto: David Vázquez

@davidvazz

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