Continuando por el camino iniciado con su anterior Nuevas Épocas (2018), la chilena vuelve a apostar en este disco por las letras en castellano a pesar de que se ganara nuestro aplauso con aquel Run with Wolves, de 2013, cuando todavía cantaba en inglés. Los giros idiomáticos implican riesgos y, aunque a muchos nos siga apeteciendo la Soledad más american de «South Mountain», llegar a sus invocaciones de un modo directo también tiene su encanto. En su día reinó sobre el folk pantanoso, después se lanzó a tierras de synth-pop para conquistarlas. Y por ellas continúa todavía, más experimental si cabe; compartiendo de nuevo la producción con Guille Mostaza y erigiéndose hada madrina de las disonancias, de la irregularidad vocal, cada vez más cerca del pulso sintético y más lejos del rock. Desfilan por este Visiones un sinfín de detalles sonoros multiétnicos y multiculturales, cohabitando en una misma paleta las raíces árabes, tropicalistas y urbanas. Pero lo meritorio es que, por encima de todo, sigue sobrevolando ese aura de misterio y oscuridad por el que nos tiene ganados a muchos haga lo que haga.
SARA MORALES