La figura de José González ha sido siempre sinónimo de inteligencia, sensibilidad y nos ha aportado una visión justa y consciente del mudo en que vivimos. Exactamente lo que necesitamos en unos tiempos en que el simple hecho de asistir a un acto cultural es percibido como una aventura entre lo salvaje y lo prohibido. Cordura y sentimiento para combatir la desazón.
Y es que nadie hace tanto con tan poco. Transmitir un torrente de emociones y llenar la escena sin abandonar ni un sólo instante ese tablón de metro cuadrado que delimita sus operaciones ni hacer aspavientos sería misión imposible para muchos, pero no para este encantador de serpientes sueco de origen argentino que nos hace sentir en medio de la naturaleza, indignarnos por las diferencias sociales o hacernos pensar en la existencia de un ser superior con su semblante hierático y sus melodías mágicas.
El repertorio circula entre sus clásicos imprescindibles que el público acoge con calidez y esas versiones en las que hace suyas melodías ajenas de grupos contemporáneos bastante alejados de su propuesta – el «Teardrop» de massive Attack y el «Heartbeats» de The Knife son ya auténticos musts en sus directos-. También estrena un par de canciones de Local Valley, su nuevo trabajo, y corroboramos que sus canciones siguen por la senda que lleva años transitando, con mención especial para «El Invento», que es su primera composición en castellano y que tuvo ocasión de presentar en la ceremonia de entrega de los Premios Nobel.
Los bises son tiempo para hacer un guiño a Junip y su imperecedera «Line Of Fire» y despedir una velada regeneradora con las geniales «Afterglow» y «Killing For Love» mientras esperamos con atención la publicación de su próximo disco el próximo mes de Septiembre.
Texto: Rubén García Torras
Fotos: José González
