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Blues en la encrucijada: Mr. Sipp The Mississippi Blues Child nos hipnotiza en su nuevo disco

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

Nacido en McComb, Mississippi, en el verano de 1976, empezó a darle a las seis cuerdas con apenas media docena de primaveras. Aquel jovenzuelo trabajó muy duro, participó en numerosas grabaciones de góspel como músico de sesión y como productor hasta que en el 2012 se lanzó como solista al barro del blues. Su gran oportunidad llegó cuando se llevó el galardón de la Internacional Blues Challenge 2014, rubricándolo con una actuación memorable en la gala de entrega que se puede ver en You Tube. A partir de ahí no ha parado de tocar en todos los clubes del mundo, de estar presente en los carteles de los mejores festivales del estilo y de continuar cosechando numerosos premios más.

Sippnotized (Malaco Records) es el nuevo trabajo discográfico de Mr. Sipp The Mississippi Blues Child, en el que permanece fiel a su manera de enfocar el género. Alternando momentos más puristas con aproximaciones al soul, el funk o el R & B. Las canciones en que se ciñe a los parámetros más ortodoxos son, en mi opinión, las mejores, «Let’s Have a Good Time», un brioso número de apertura con esos fraseos a lo Albert King y unos coros muy festivos, «Fallen Loved Ones», cocida a fuego lento y «Dirty Misssissippi Blues», cuyo título lo dice todo. Guitarras saturadas dominando el cotarro, ritmo pesado y el olor a la humedad de las orillas del río saliendo por los altavoces.

Su lado más soul, que se le da bastante bien, todo hay que decirlo, brota en «Gonna Be Alright», sedosa y sensual, o en «The One». Pero también le gusta bailar y funkea de lo lindo en temas como «Can You Feel Me Now», «F 2020» e incluso en «The Mississippi Step» parece que revolotea el espíritu del genio de Minneapolis. Sí, hablamos del mismísimo Prince.

Buen disco solo afeado por dos cosas, en primer lugar la horrible portada y en segundo lugar por «Free», una pieza prácticamente instrumental que se me antoja totalmente fuera de contexto y con un sonido de guitarra poco reconocible en él.

Ojalá pronto podamos volver a asistir a alguno de sus conciertos, allí es donde su pequeña figura se agiganta ejerciendo de conductor de una ceremonia casi religiosa, no cabe duda de que su pasado en el góspel ha dejado huella en su presencia escénica, tal y como hemos tenido la fortuna de comprobar en sus anteriores visitas a la piel de toro.

Manel Celeiro

Foto Mr. Sipp: Xavier Mercadé

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