Me extraña mucho la calificación de la música de Amberly Chalberg como folk, porque en este Hi-Line encontramos mucho de country y mucho de rock americano made in Lucinda Williams. De hecho, algunos de los músicos de sweet Lu y de Merle Haggard integran la banda de la cantante de Denver en estas doce canciones escritas por la firmante, con un par de colaboraciones puntuales. La producción de Todd Adelman, además, colabora a buscar ese lado más crudo y menos sensible de la artista, dotando los temas de aristas. Y es ahí donde el disco funciona al oyente. Porque estamos un poco cansados de perfectas voces sedosas y temas que parecen grabados por robots, sin un ápice de personalidad. Chalberg no quiere ser una más, sus letras y sus melodías ponen de su parte para que así sea, y el resto lo hace un Adelman inspirado que aprovecha, sobre todo, la contundencia a la batería de Jim Christie para sobrar de personalidad un disco más que notable.
Eduardo Izquierdo