Resulta curioso comprobar cómo el autor noruego (nacido en Oslo en 1968) ha conseguido veneración y rechazo visceral casi a partes iguales. Lo suyo tiene miga: “Mi lucha” es en apariencia una autobiografía en seis volúmenes y cerca de 4000 páginas, ahí es nada. De lo más profundo a lo más superfluo, te puede contar sus miserias personales, sus gustos literarios, los berrinches de sus tres hijos, los tipos de pan que hay en un supermercado o si le sientan bien unos tejanos. Sus filias o fobias, el miedo atroz que le causaba su padre, su infancia, juventud, relaciones de pareja, su grupo de rock y trabajos diversos. El tiempo que hace. TODO tiene cabida, para disfrute de admiradores y desespero de detractores.
Y si alguien pensaba que los primeros cinco densos volúmenes de corte autobiográfico ya eran excesivos, las 1000 páginas de este sexto y último libro podrían suponer una pesadilla. Pero no: el público fiel a Knausgard no sólo verá satisfechas sus expectativas, sino además corregidas y aumentadas. Cierto es que su temática habitual ocupa unas 600 páginas (repartidas en la primera y tercera partes del libro): problemas domésticos varios, descripción minuciosa de momentos cotidianos y sus inseguridades diversas. De hecho, empieza el libro mostrando su profundo desasosiego cuando su tío le amenaza con demandarlo tras saber que publicará “La muerte del padre”, la primera parte de “Mi lucha”. Pero la parte central del libro es un muy logrado ensayo sobre el auge del nazismo y la biografía de Hitler (mucha gente se sorprenderá al saber que durante una época fue un sintecho y vendía cuadros propios para sobrevivir), partiendo del análisis de un poema de Celan e indagando sobre la locura colectiva que alimentó las dos guerras mundiales.
En el último tercio del libro, Knausgard nos habla de su sueño cumplido de tener una cabaña con huerto, pero luego se convierte en una pesadilla al no poder mantenerla ni tampoco venderla. También aborda de nuevo sus malabarismos para llevar adelante a su familia y a la vez sacar tiempo para escribir y promocionar los primeros libros de la serie. Pero sus planes se desbaratan cuando su mujer, Linda, recae en una profunda depresión. Y es que al final podría decirse que esta saga trata de cómo intentar llevar una vida digna, afrontando los numerosos contratiempos que van surgiendo y a la vez mantener las ilusiones que hacen que nuestra aventura vital merezca la pena. Y si al acabar de leer esta torrencial obra desearías la aparición de un séptimo libro, es que Knausgard ha logrado con creces su objetivo.
Texto: Jordi Planas
