Se me ocurren dos formas de acercarnos al disco con el que Dom Flemons rinde tributo a los vaqueros negros. La primera es sumergirnos en las extensas notas interiores —¡treinta y nueve páginas!— y estremecernos de placer ante el aluvión de datos que el miembro de los Carolina Chocolate Drops saca a la luz: que el Viejo Oeste era un ‘’melting pot’’; que detrás de algunos himnos del western se esconde la mano de cowboys de color; que la música afroamericana influyó el desarrollo del country; y un largo etcétera. La segunda es darle al ‘’play’’ y dejarnos llevar por el desparpajo con el que este ‘’songster’’ y multiinstrumentista —aquí toca la guitarra, el banjo y los huesos— ataca el formidable material. Gritos de campo, blues primitivo, versiones de Henry Thomas, bailes, temas asociados con Leadbelly… No hay nada que se le resista. Flemons, formidable ‘’picker’’ y no menos asombroso cantante, se zampa el legado de sus antecesores sin despeinarse y, encima, añade al canon tres joyitas propias de mucho brillo: «Steel Pony Blues», «One Dollar Bill» y «He’s a Lone Ranger». La guinda la ponen Jimbo Mathus y Alvin Youngblood Hart, cuya presencia en dos cortes aporta camaradería y profundidad. Excelente.
JORDI PUJOL NADAL