Músicos malditos. Músicos de culto. Músicos a los que sólo conocen cuatro gatos. La atracción por esos artistas cuyos innegables méritos artísticos no reciben la merecida respuesta del público siempre ha estado ahí. El gusto por escarbar en discografías subterráneas y descubrir pequeños tesoros semienterrados es inherente al aficionado al rock menos acomodado.
FREDDY LYNXX: Nueve vidas (o más)
Paris, primeros ochenta. Un chaval apellidado Vudjan, de nombre Frédéric, se compra su primer disco –el Tommy de los Who- y a partir de ahí se mete en uno de los aprendizajes clásicos: Alice Cooper, Bowie, Lou Reed, Stooges, Mott The Hoople, Kiss…hasta que en 1982, con veinte años recién cumplidos, un amigo le presenta al cantante de The Fanatics, y en nada les está haciendo de roadie. Viaja con ellos a Londres para grabar un single y allí el mánager de la banda llega un día al estudio con el Live at Max’s Kansas City de los Heartbreakers y el single de «You Can’t Put Your Arms Around A Memory» y el joven Freddy se enamora perdidamente del sonido que definirá su propia música al cabo de poco y para siempre; de hecho cuando años más tarde le preguntaron en una entrevista la clásica cuestión de los cinco discos en una isla desierta, los dos primeros que citó fueron el L.A.M.F y el So Alone.
Antes de establecerse por su cuenta, empero, trabajaría de pipa también con la banda de Henri Paul, un guitarra cuyo nombre encontramos unido a combos subterráneos del rock galo como Les Intouchables, Cosa Nostra, o Les Suricats y a sujetos tan sospechosos como Stiv Bators, Mink DeVille o el propio Thunders, al tiempo que haría sus pinitos con un primerizo combo llamado Les Aristochattes. Pero sería en 1983, viendo precisamente a Thunders en directo en Paris y entablando amistad con él, cuando decide formar un nuevo grupo. The Jet Boys, la primera banda seria de Lynxx, tomó su nombre del tema que todos conocemos. Barajando varias posibilidades, se quedaron con tres finalistas, que fueron a presentarle a la ex muñeca de NY: Flying Pizza, Vendetta y Jet Boys. Obviamente, y como recordaba años más tarde Lynxx: ”¿cómo no iba a quedarse el que provenía de su propia canción? Escogí Jet Boys del mismo modo en que los Rolling Stones cogieron el suyo del tema de Muddy Waters. Ir a Johnny para que decidiera el nombre fue como un niño que es llevado a la iglesia para que lo bauticen”.
Bautizados y bendecidos pues, en 1984 vuelve el vicario a Francia para pedirles que le teloneen en septiembre, en el Gibus Club parisino; es el inicio de una relación simbiótica que duraría hasta su deceso en 1991. Ensayos y shows esporádicos les llevan al estudio por primera vez en enero de 1986 donde graban una primera demo con la ayuda de Mickey Blow y Johan Asherton, a la que seguirá una segunda en febrero de 1987.
Finalmente y tomando una de las fórmulas malditas por excelencia del rock (esto es Stones/Faces + New York Dolls/Hanoi Rocks), el grupo se sacó de la manga dos singles -«Just Wanna Talk To You» y «Call Me Sister Midnight»- y un primer y único elepé que ningún fan del punk glam ochentero debería desconocer. Larger Than Life (1989) no rompió las listas, evidentemente, pero a fe que debería haberlo hecho. Editado en el propio sello de Lynxx, Sucksex Records, los nueve pelotazos que lo componen son historia del rock francés fin de siècle, nueve pequeños clásicos que siguen esperando, casi tres décadas después, que un buen número de aficionados los descubran. Con el disco bajo el brazo y aupados por buenas reseñas aquí y allá, los Jet Boys se presentan por Europa teloneando a The Del Lords, The Fleshtones, The Inmates o Dogs D’amour, llegando a girar por la costa este de Estados Unidos en 1994, tras lo cual –harto, según declaró, de las peleas entre bajo y batería y de sentirse como en un patio de colegio- Freddy disolvería a la banda. En 1998 Skydog reeditaría su debut, revisado y ampliado, bajo el título Larger Than Life Dusted.
No pasaría mucho tiempo, no obstante, hasta que hubiera noticias. El single «Zip Your Lip» (1995), producido por Glen Matlock, inauguraría una carrera en solitario que se vería ampliada al año siguiente con un primer elepé a su nombre. No Pleasure Thrills es otro de esos títulos enterrados en lo más hondo del baúl de los malditos, una delicada y magistral pieza acústica en la onda del Hurt Me o de los primeros Jacobites, con tres temas originales en la primera cara y seis versiones en la segunda, cada una de las cuales es toda una declaración de intenciones.
Así, con invitados por doquier, la delicada y siempre melódica voz de Lynxx se une –¡cómo no!- a la de Thunders para una magnífica versión de «As Tears Go By» de los Stones, a la de Johan Asherton en el «Lay Lady Lay» del señor Zimmerman (con el piano de Nicky Hopkins como regalazo) o a la de Nikki Sudden en «Apartment #9», el clásico de los sesenta popularizado por Tammy Wynette que Bobby Austin compuso usando el nombre de su mujer –Foley- como pseudónimo. Otro clásico de los Heartbreakers -«I Love you»-, el «Learning The Game» de Buddy Holly y «No New Tale To Tell», escrita por David J para Love and Rockets completan el lienzo. Tras el disco se alistará en las filas del grupo de Jeff Dahl (otro que tal baila), con el cual ya había perpetrado anteriores fechorías como un single grabado en directo en 1995, con «Born To Lose» en la cara A y «Sweet Jane» en la otra. Dahl declararía en una entrevista en 2009 que “todos los conciertos que hice por Europa con Freddy Lynxx se encuentran entre mis experiencias preferidas de todas las giras que he hecho. Me parece el guitarrista perfecto con el que tocar, nuestros estilos se complementan perfectamente. Y además es una de las personas más agradables que he conocido nunca”
Tras el tour europeo de la banda de Dahl se quedaría a su lado para, junto a Nikki Sudden, realizar una serie de fechas los tres bajo el nombre de The Lost Acoustic Tour y volver prontamente al estudio. Primero con Sudden y la banda Ghost Train grabando un siete pulgadas titulado «All My Sunken Ships», versión del primero, al tiempo que aporta guitarras a la mayoría de canciones de Seven Lives Later (1996) de Nikki, y seguidamente para dar forma a su segundo esfuerzo en solitario, The Courageous Cat (9 Lives Or More) (1997), esta vez enchufando los amplis. Otra colección de excelentes canciones, unas nuevas y otras no tanto, tras la cual se vuelve a meter en veinte movidas a la vez: presta de nuevo su voz y su guitarra a Dahl en su Electric European Tour 98, del que saldrá el directo Jeff Dahl & The French Connection, grabado en Montpellier; alquila los estudios Tin Pan Alley en Nueva York y les produce unos cuantos temas a The Senders y a la Kevin K Band y le sobra tiempo para formar un nuevo proyecto que, bajo el nombre de Freddy Lynxx & The Corner Gang aglutinaría a una de las planas mayores del rock’n’roll canalla de finales de los noventa: Carl Eugene Picot, Patrick Klein, Elda “Stiletto” Gentile, Joe Sheehan, Rick Blaze, Kevin K, Madd Maxx Gallo, Mark Williams, Wild Bill Thompson y un largo etcétera.
De tamaño contubernio saldrían varios singles («Street Values» , «Fire It Up», «Have Faith»…), un estupendo disco de tirada limitada – Bloodied Up (1999)- y otro de versiones –Full Cover (2004)- este último grabado en cinco estudios distintos de Estados Unidos e Inglaterra. El típico disco de retazos que pese a su dispersión conforma una inesperada unidad, refrendada por un criterio indiscutible a la hora de escoger todas y cada una de las covers: Sudden/Jacobites, Stones, Heartbreakers, MC5, Chuck Berry, Spirit y alguna que otra sorpresa, caso de «I’ll Stay By Your Side» de los daneses The Lollipops, tonadilla teenage pop sesentera que mancillan y ultrajan con exquisito savoir faire. Entre ambos discos tuvo tiempo, entre otras cosas, de meter su slide en el disco Story Of My Life (2002) de Kevin K y ese mismo año 2004 se le encuentra también en los créditos de Another Cigarette – Live & Uncensored, de sus paisanos King Size, un combo garajero con el que colaboró en estudio y directo.
Y a partir de ese momento, su rastro se difumina hasta acabar prácticamente desapareciendo de escena. No surgen noticias ni novedades, no se sabe prácticamente nada de él ni dentro ni fuera de los escenarios; parece habérselo tragado la tierra. De vez en cuando se encuentra uno su nombre en compilaciones y álbumes con material antiguo, pero sin delatar su presencia.
Así, contribuye con «End Of The Gang» al doble disco tributo a Dogs Stories Of The Dogs (Songs For Dominique) (2006), y al año siguiente Sunthunder Records usa una cover del «Bye Bye Johnny» de Berry que grabó junto a Nikki Sudden en 1997 para el álbum tributo póstumo al bardo de Leamington Spa.
Poco después aparece otro tema antiguo junto a Sudden -«Looking At You»- en el recopilatorio Glamarama (2007), al lado de nombres como Electric Frankenstein, Walter Lure, The Golden Arms, Texas Terri o Sylvain Sylvain. Y luego, nada. Sí es cierto que en una entrevista del año 2011 para la página Über Röck, Kevin K, al ser preguntado sobre Lynxx y la carencia absoluta de información sobre él en todos lados, contestaba: “Oh no, no he sabido nada de Freddy en casi diez años. Cuando estuve en Francia el mes pasado, alguien me comentó que su salud no era buena”.
Hasta que en 2013, en el trabajo de rescate de cintas para elaborar The Boy From Nowhere, Who Fell Out Of The Sky, la imprescindible box set de Nikki Sudden, se encontraron unas grabaciones inéditas de este junto a Lynxx, que serían editadas en 2014 bajo el título de Fred Beethoven. Sacadas de varias sesiones alternas en los inviernos entre 1997 y 1999, las canciones muestran al dúo en un estado de forma excepcional, trabajando material propio y ajeno sin ningún tipo de presión y con resultados apabullantes.
Fue la primera vez en mucho tiempo en que su nombre pudo volver a leerse en ciertos medios especializados, ni que fuera haciendo mención a un trabajo que llevaba oculto quince años en un armario. Y casi de inmediato, pudimos verle aparecer en Looking For Johnny: The Legend Of Johnny Thunders, el documental de Danny Garcia estrenado en 2014. Son sólo unos pocos segundos, hablando sobre su ídolo, pero la grabación parecía relativamente reciente y su aspecto, saludable.
Escarbando por las entrañas de internet, puede encontrarse su rastro en una página sobre antiguos alumnos de una escuela de Suresnes, localidad donde nació. Allí, hace apenas un año colgó varias fotos de sus tiempos en el mundo de la música, así como una reciente en la que se le ve mayor pero en buena forma. ¿Por qué se retiró de la escena? Si fue por motivos de salud, como decía Kevin K, últimamente se le ve recuperado, aunque tal vez sin mucho ánimo de volver a un negocio en el que dejó no pocas perlas a cambio de unas pocas migajas. Quizás lo mejor sería preguntárselo a él mismo. No lo descartemos en breve.
Mientras tanto lo único que puede hacerse es descubrir o recuperar su escasa, desperdigada pero brillantísima discografía, y disfrutar de uno de los nombres malditos más interesantes surgidos del país vecino en toda la historia.
Eloy Pérez