El progresivo actual goza de buena salud, aunque esto pueda resultar sorprendente en pleno siglo XXI, y esta viene dada, en parte, por la entrada en el mismo de numerosas formaciones venidas de territorios musicales ajenos y por la indudable adscripción al estilo de ese híbrido adjetivado con el término pos delante. Ya saben, el posmetal, el posrock, el poshardcore y toda esa sucesión de nombres, algunos de notable éxito comercial, que apuestan por piezas instrumentales donde cohabitan retazos metálicos, paisajes ambient y música industrial. En ese ambiguo espacio es donde se bate el cuarteto teutón, que en este nuevo álbum se han dejado de experimentos, han coqueteado con incluir cantantes en obras anteriores, y ha regresado a las cartas marcadas que tan bien dominan. Long Distance Calling es un disco fiel a los parámetros que determinan la zona pero que, al mismo tiempo, se muestra asequible a los neófitos por su riqueza de recursos, su facilidad para crear atmósferas, su dinamismo rítmico y su pericia para explotar con buenos resultados ese equilibrio entre la quietud y la estampida que es uno de los pilares fundamentales del género. Estupenda grabación que disfruta de una producción sublime, escucharla con auriculares en el más absoluto silencio es un viaje de lo más recomendable, y que reconcilia a un servidor con una escena que peca en ocasiones de excesivo mimetismo.
MANEL CELEIRO