Desde que despuntaran con La promesa hace ya 20 años, el cine de los hermanos Dardenne ha mantenido constantes sus señas de identidad, con la que satisfacer a un público fiel a su cine social, realista, pequeño y emotivo, en el que siempre plantean conflictos para unos personajes que suelen tener la cámara muy pegada a todos sus movimientos. La chica desconocida conserva, cómo no, la esencia de ese tono de cine realista y cotidiano, con una sencilla puesta en escena que evita en todo momento interferirse entre el espectador y la historia, en este caso centrada en una anónima prostituta que aparece muerta y a la que la protagonista, una joven doctora que le ha negado la entrada en su consulta, trata de poner nombre e historia. Ahí reside la mayor novedad en el cine de los hermanos belgas, al incorporar cierta intriga a su cine, como si se tratase de un thriller aunque sin demasiada tensión, más preocupado por la víctima que por su agresor. En ese territorio inexplorado anteriormente por ellos, la narración pierde intensidad y fluidez, convirtiéndose así en su película menos compleja y necesaria. En cualquier caso, su película menor sigue siendo más interesante que el 95% del cine supuestamente dirigido al público adulto.
XAVIER VALIÑO