Según la relevancia que se le otorgue al mensaje o a como se transmita, el balance de la presentación del debut del quinteto sevillano arrojará dispares conclusiones. No exagero afirmando que a nivel instrumental pocas bandas nacionales le hacen sombra: Fernando Reina es un bateador sobrio y contundente, un nuevo bajista dibujó imaginativas filigranas con su Rickenbaker, Charlie Cepeda en sosias de Michael Monroe hizo gala de elegancia y virtuosismo contenido, a dios gracias, y Sammy Taylor recrea con afectación las poses escénicas y vocales de Jagger. Quizás ese exceso de vinculación a referencias y ticks del rock de los setenta sea su mayor lastre, más presente en directo que en “Birthday”, primer paso irregular, pero que no obstante incluye disparos acertados como “She Don´t Come Anymore” o “The Secret Of Love”. De la citada opera prima sonaron prácticamente todos los temas, en una presentación visceral y teatral a un tiempo, que recurrió a versiones explicitas y solapadas para completar casi dos horas de entrega y espectáculo: brillante su maciza recreación del “I Just Want To Make Love To You” de Willie Dixon, convincente su aproximación al universo Lou Reed con “Cruella” y menos adecuada a su contundencia instrumental el homenaje a The Cramps.
Texto: Manuel Borrero
Foto: Eva Fraile
