Que la cabra tira al monte, es ya para uno a estas alturas un hecho innegable, pero si hablamos de ese Olimpo donde gobiernan Cash, Kristofferson, Jennings y Nelson, es que el asunto que nos ocupa ha acabado poniéndose serio. Y es que aunque solo fuera por su apellido, el joven Sam daría fiel testimonio con este “Tenderheart” de que sigue subiendo peldaños hacia un nivel que le permita con los años ganarse un puesto entre American Outlaws de cepa.
En su segundo largo después de “Angeleno (2015)” vuelve a ahondar en el estilo, demostrando que hay mucha chicha en su fondo compartiendo trayecto con artistas de nueva hornada que van de Cody Jinks a Paul Cauthen, que siguen tirando de ese carro sabiendo llevar las enseñanzas un paso más allá. Un disco que juega mayormente con medios tiempos para explicar amores platónicos con vecinas de origen Argentino, “Bougannsville, I Think”, y desencuentros de los que está hecha la vida misma, “Two Broken Hearts” y utiliza para ello slides, vientos de frontera y unos ritmos honky tonk de los que cuesta renegar, porque por muy fuera de ley, el cowboy se debe a una causa que ha mamado desde su Dakota de Sur natal. Es disco para los amantes del género en primera instancia posiblemente, pero será cuestión de tiempo que esos tres acordes de la canción que le da título, sonando al Petty de finales de los ochenta, no acaben en la BSO de cualquier gran producción Hollywoodiense de rédito. Y si “Say it to Me” sigue sin convencer a los incrédulos de que estamos ante algo que va más allá de las botas con espuelas, denle tres minutos a ese “Look at You Now” de cierre, y si sigue sin conmoverles, por una razón o la otra, me quito el sombrero de ala ancha.
Texto: Frank Domenech
