El miedo es más miedo narrado en un contexto de expulsión social en la Nueva Inglaterra del s. XVII, visto desde el puritanismo de los colonos ingleses. Aquellos supervivientes, lo eran por su fortificación y por sus estrictas reglas sociales y morales. El ser humano en la ciudad actual suele ser víctima de sus congéneres, a cara descubierta, y incluso legalmente; en aquellas sociedades se era sobretodo víctima de la naturaleza. Del bosque. Y de ahí nace el film, dotando a la composición, cuyo género es el suspense, de recursos de la ficción histórica, del drama de supervivencia, familiar y religioso. Ahí reside también el engaño. Se puede ver una definición de la comunidad como unidad mínima viable, o una crítica a la familia nuclear, pero ese no es el objeto de la cinta, que se encamina hacia la definición del mal. Ópera prima del autor, que ganó el premio a la mejor dirección en Sundance 2015 y que también firma el guión, ha sido muy esperada aquí desde su estreno en el Festival de Sitges. La fotografía, que usa el claroscuro -acorde a la época de la narración- en los interiores, ayudando a la situación histórica -, deja entrar una luz de colores entelados en los exteriores, hacia donde nos depara el bosque como proyector de lo desconocido. La música es hilo conductor desde antes que la imagen se abra; agresiva y definitoria, ésta sí propia del género, marca las antesalas y a los actos acertadamente. La peli sería de cum laude si consiguiera sembrar la duda también en el espectador.
Pacus González Centeno
