Una de las citas que más esperábamos para este principio de año es la de esta banda californiana liderada por el carismático Tim Presley que no deja de sorprendernos desde aquel homónimo primer álbum del 2010. Dicen que sus directos son incendiarios, que la puesta en escena se equipara a la de su colega Ty Segall. Podemos asegurar que estamos ante el momento adecuado para verles en directo. Es su momento. Podremos hacerlo este próximo martes 20 dentro del ciclo «Caprichos de Apolo».
A continuación reproducimos la reseña del último disco aparecida en la versión de papel de Ruta 66 de diciembre, no hacen falta más comentarios.
White Fence: For The Recently Found Innocent
Drag City-Popstock!
Más que similitudes estéticas, Ty Segall y Tim Presley comparten la misma concepción del trabajo, esto es, estajanovismo compositivo brutal y casi enfermizo. De ahí que el líder de White Fence pueda estar desde la mañana hasta la noche rasgueando la acústica, haciendo caso omiso al teléfono y otros elementos exógenos y coleccionando demos de canciones hasta terminarlas. Y así, a este ritmo, ha grabado sin pretensión alguna en el periodo de cuatro años, y siempre en tirada limitada, siete discos- y alguna cassete-. Tres de ellos, los dos volúmenes de <<Family Perfume>> (Woodsist) y <<Hair>> (Drag City) sólo en 2012. Radicado en Los Angeles, ex miembro de Nerve Agents, Darker My Love, The Strange Boys y The Fall, Presley hizo pedagogía adolescente con Nirvana y Black Flag pero fue con Mark E. Smith con quien aprendió las cuitas de la carretera, ya que entró en The Fall cuando la antigua troupe musical del de Manchester le dejó tirando en Phoenix. A diferencia de los trabajos anteriores, se deja ayudar por Segall en la producción de este elepé- amén de tocar la batería-, lo graba en el garaje estudio de éste (y no en su propio cuarto, como es costumbre) y devuelve a la humanidad catorce canciones que van del Tangerine Dream de los Kaleidoscope ingleses a Beachwood Sparks. Mikal Cronin, el tercero en este podio del pop psicodélico contemporáneo que no quiere ser actual, añade unas teclas en Raven On White Cadillac y el resultado global es el de unas melodías pluscuamperfectas en clave lo-fi que van depurando lagunas previas y que dan fe de que lo que nos espera puede ser majestuoso. Solo hay que esperar sentados.
Texto: Álvaro Fierro