Muchas eran las esperanzas depositadas en el combo liderado por los hermanos Braun. Pero ese prometedor futuro ha quedado en entredicho conforme han ido ganando popularidad y sus álbumes han escalado puestos en las listas, cosa que sucede desde que Wicked Twisted Road (2005) entró en el top 100 y los siguientes lanzamientos, Bulletproof, Somewhere in Time, Good Luck & True Love y este presente Long Night Moon, se cuelan con facilidad en los veinte primeros lugares de ventas y son nominados habitualmente para los premios anuales del género. Si, ya sé que hablamos de las listas country, más que suficiente para que una formación como la suya sobreviva con holgura en los USA. Lo más complicado de todo es que ninguna de esas grabaciones es mala. Ni mucho menos, pero dan la sensación de haber encontrado una fórmula que les funciona, en la que se sienten cómodos y que ya les está bien. Eso da como resultado discos con buenas canciones, sobre todo los medios tiempos y las baladas donde se encuentran como pez en el agua, pero faltos de meollo, de sustancia y de aquel intangible gancho que te hace desear volver a ellos de vez en cuando. Servidor pasa por taquilla en cada ocasión, con la esperanza de que me arañen la piel como si lo hacen otros contemporáneos suyos, y la situación se repite invariablemente. Dos escuchas y a la estantería. Quizás sea culpa mía, quizás…
Manel Celeiro
Increible la » cara B » del disco , desde I Can’t Stand It hasta la sublime Idaho , de ordago , en mi top del año seguro.