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PJ Harvey – Noches del Botánico (Madrid)

 

A Polly Jean Harvey le alumbra una carrera ejemplar, marcada por unos altos estandartes cualitativos en todo lo que hace. I Inside the Old year Dying (2023), su obra más reciente, así lo confirma, a más de treinta años vista, nada menos, de su debut discográfico.

A su talento y capacidades artísticas e interpretativas siempre ha sumado una nómina de colaboradores de aúpa, tanto en el estudio como en la carretera. Si bien en esta gira no cuenta con el apoyo del ex Bad Seeds, Mick Harvey, sí le apoyan su inseparable John Parish, amén del polifacético y dúctil James Johnston, otrora líder de los reivindicables Gallon Drunk. Un lujo.

La Harvey llevaba mucho, demasiado tiempo, sin pisar tierras madrileñas. Las ganas y las expectativas eran elevadas, razón por la cual vendió todo el papel en un suspiro. Su set se dividió en dos partes; una primera centrada en varias canciones de su último disco, y otra, la más celebrada, donde repasaba sus hits y no tan hits previos. Con «Prayer at the Gate» su hechizo ya era patente, y a la altura de la canción que titula el álbum, la rendición ya era completa. Es cierto que al final de este primer tramo, con tanta canción nueva, menos interiorizada, se atisbó cierto desenfoque en el público. Se recuperó en gran parte con «A Noiseless Noise» y su electricidad tras la calma inicial, deudora de la energía de los Bad Seeds más emponzoñados.

La canción bisagra del show, «The Colour of the Earth», perteneciente a Let England Shake (2011) fue interpretada por su banda a solas, formando estos en primera fila, cantando al unísono esa melodía de aire folk ancestral, casi militar. Y hablando de préstamos de imaginería militar, con «The Glorious Land» arrancaba ese segundo set que, ahora sí, enardeció del todo al personal y nos conectó con el excelso cancionero de la inglesa. En la fantástica «The Words That Maketh Murder», la exhibición vocal de la artista alcanzaba cotas muy destacadas. Y con «50ft Queenie», del lejano Rid Of Me (1993), Polly se desmelenaba, sacando esa energía blues punk iniciática que tan bien supo encapsular el malogrado Steve Albini. El agrio riff de «Black Hearted Love», perteneciente al segundo disco a pachas con su socio Parish (A Woman A Man Walked By, 2009), sonó a oscura letanía bajo el cielo encapotado que cubría el Botánico. Y tras recuperar «Dress», de su primer EP, editado en un muy lejano 1991, llegó la esperada cuota de rescates de To Bring You My Love (1995), la obra más celebrada (¿la mejor?) de la británica.

El bajo distorsionado de «Down By The Water» nos hechizaba, mientras el blues pantanoso, amenazante de «To Bring You My Love», nos poseía, en una velada única, que terminaría con un bis formado por «C’Mon Billy» y «White Chalk». Pasarán eones antes de que aparezca una artista de una estatura similar a la de PJ Harvey. Por eso, la excitación suscitada ante su visita a tan bucólico emplazamiento estaba, y así quedó refrendado, más que justificada. Y ella no pudo sino agradecerlo, valorando la suerte de tocar en un entorno único, con un público feliz, sin remilgos para la genuflexión y el reconocimiento que el evento merecía. Que vuelva pronto.

 

Texto: Daniel González

Fotos: Salomé Sagüillo

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