“Ridículamente buenos en directo”. “Sus conciertos son increíbles”. “Fantásticos”. El quinteto de rock holandés con ramalazos post punk (o al revés) Tramhaus está conquistando al público europeo gracias a sus enérgicos conciertos. Sus canciones tienen nervio y reflejan el mundo tambaleante que les ha tocado vivir; una música descarada, áspera y con una mala leche propia de su generación.
Un puñetazo en la mesa que merece ser tenido en cuenta. Tal como subrayan en la entrevista, la amistad es una idea poderosa para estos chicos de Róterdam, que han sido comparados con bandas como Viagra Boys, Fontaines D.C. o Idles. Tras haber publicado un EP, Rotterdam (2022), además de varios singles, el próximo 20 de septiembre saldrá a la luz su disco de debut, The First Exit. Lucas Jansen, su vocalista, adelanta en esta entrevista que las letras del disco serán en su mayor parte autobiográficas.
Antes de embarcarse en otoño en su gira más importante hasta la fecha, los miembros de Tramhaus afilarán sus colmillos sobre los escenarios del próximo Primavera Pro (Barcelona, del 29 de mayo al 2 de junio) y en el marco del festival gratuito Andoaingo Rock Jaialdia (Andoain, Gipuzkoa, 15 de junio), que en su decimosexta edición se rejuvenece y apuesta por más bandas emergentes internacionales como Goat Girl, The Bug Club y Howlin’ Jaws. Un cartel que chorrea frescura, con descargas eléctricas de guitarras y una nueva generación que confirma la sana evolución del rock. Sin perder su personalidad, hay riesgo en Andoain y una ilusionante cantera que pide abrirse paso desde el underground.
Sois una banda que surgió después del encierro por la pandemia. ¿Haber formado un grupo de rock en este periodo os ha aportado una visión más a largo plazo y no tener presión por las cosas?
Empezamos la banda por puro aburrimiento. La mayoría de nosotros trabajábamos en restaurantes, bares y locales o seguíamos estudiando, así que de repente teníamos un montón de tiempo libre. Además, nuestras otras bandas ya no podían dar conciertos, así que volver a los locales de ensayo nos pareció algo natural y, ya que estábamos, ¿por qué no improvisar con otra gente? Nos dio tiempo y libertad para planificar las cosas muy bien y pensar en nuestro sonido y en cómo queríamos publicar nuestra música. Pero cuando nos juntamos por primera vez no pensábamos que las cosas saldrían como salieron. Creo que presión y visión a largo plazo eran palabras desconocidas en aquel momento.
En la revista The Quietus la bajista Julia Vroegh definía la relación entre los miembros del grupo como “un romance platónico”. ¿La música gana cuando se hace desde la colectividad y el buen rollo o es una idea más bien jipi y naíf?
Nos queremos mucho y, como estamos de gira, nos conocemos muy bien. A veces veo más a la banda que a mi propio novio, y mi novio y yo vivimos juntos, jajaja. Así que tanto a la hora de dar conciertos, de girar o de hacer música, creo que la mayoría de las veces estamos de acuerdo y, si no, sabemos cómo comunicarnos. No estoy seguro de si la música mejora instantáneamente cuando se hace desde la colectividad y el buen rollo, pero seguro que hace que el proceso sea mucho más divertido. También debo decir que hacer música a veces puede hacerte sentir muy vulnerable; mostrar a otras personas algo que has hecho puede dar mucho miedo. La confianza y el amor son claves en ese sentido. Saber que no te van a juzgar por probar algo es una sensación muy liberadora que no siempre he tenido. Sobre todo a la hora de escribir las letras.
¿El amor y el ruido es lo que le da sentido a Tramhaus? ¿Primero llegó la amistad y luego se puso en marcha la carrera musical?
Amor y ruido ES Tramhaus, jajajaja, no, es broma. Todos nos conocíamos vagamente antes de la banda. Coincidíamos en los mismos shows, en los mismos bares y locales, pero hablar de amistad sería exagerado en aquel momento. Excepto Micha [Zaat, guitarrista], que ya tocaba en Goodnight Moonlight con Jim [Luijten, batería] y conmigo en Pig Frenzy. Lo curioso es que él fue el último en unirse a la banda. Creo que como tuvimos un éxito repentino nos vimos obligados a ser amigos. No es que nos importe, pero experimentar una respuesta tan rápida y abrumadora a tu música y tener la oportunidad de tocar por todo el mundo en solo 3 años es increíble, y realmente hace que crezcamos más juntos. Nuestro técnico de sonido Elmo, por ejemplo, se ha convertido en un gran amigo, el sexto miembro, como decimos nosotros. Estar en la carretera, vivir momentos buenos, malos y locos es una receta muy buena para la amistad, supongo.
Según se cuenta hay una refrescante escena musical en Róterdam en la que todos se apoyan mutuamente.
Róterdam es una ciudad pequeña, sobre todo si nos referimos a la escena alternativa. Hay un par de locales, un par de bares, unos cuantos locales de ensayo y ya está. La posibilidad de encontrarse un viernes por la noche es enorme, y eso me encanta. La escena es reducida pero compacta; es difícil montar un grupo sin que la gente lo sepa. Me gusta pensar que la escena es muy solidaria, y en Róterdam no hay más remedio que serlo. En las ciudades pequeñas, la filosofía del Do It Yourself es fundamental. Organiza tus propios espectáculos, promociona tus propias fiestas. Ahí es cuando realmente se nota el apoyo. ¿Va a venir la gente? ¿Quieren los grupos tocar en tu fiesta? ¿Están dispuestos otros locales a colgar tu cartel en su escaparate? En ese sentido, ¡sin duda diría que sí!
El EP Rotterdam hablaba sobre asuntos generales y cuestiones urbanas. ¿Vuestro primer disco, The First Exit, será más personal o confesional, por decirlo de alguna manera?
Cuando empezamos a escribir canciones para The First Exit estaba un poco atascado y me costaba avanzar. Los temas del EP Rotterdam seguían impactándome, pero realmente sentía que necesitaba encontrar una nueva dirección a la que dirigirme. Además, cantar sobre todo menos sobre ti mismo es muy fácil. Así que, teniendo mucho miedo y dejando poco a poco que los demás leyeran algunas de las letras más personales que iba escribiendo, al final gané la confianza necesaria para escribir libremente. Fue liberador. La mayoría de las letras tratan de mis experiencias al crecer como gay y de cómo me he enfrentado a ello. Siempre he querido escribir sobre ese tema, pero como he dicho antes, hacer música puede dar mucho miedo.
En estos tiempos convulsos, ¿el post punk y el rock más áspero se han convertido en el salvoconducto de toda una generación?
No diría tanto. Sigo pensando que el rock alternativo es un género pequeño, sobre todo en nuestra generación. Los veinteañeros, al menos en los Países Bajos, no suelen escuchar post punk ni rock más duro, lo cual es curioso, ya que el género está ganando cada vez más popularidad. Sigo pensando que el hip-hop y la música electrónica dominan la generación, pero también creo que ya no tiene importancia. Donde antes había una enorme división entre subculturas, ahora me parece que es muy común flotar un poco entre todas ellas. Está bien escuchar varios géneros e ir a diferentes eventos o espectáculos, y eso también se refleja en la música. Grupos de hip-hop que utilizan influencias del punk, grupos de punk que utilizan influencias del hip-hop, grupos de post punk influidos por la música techno o industrial.
En 2023 tocasteis en más de una docena de países. Os transformáis sobre el escenario. ¿Pero qué pasa si la gente está más pendiente del móvil o de charlar? ¿Cómo erradicamos este creciente problema en los conciertos?
Recuerdo un concierto en el que la gente solo charlaba y no prestaba atención, incluso de espaldas al escenario (era un evento superraro) y en ese momento pensé: “Si haciendo música fuerte no conseguimos que al menos nos miren, mejor me quito la ropa”. Empecé con un zapato y después de cada canción me quitaba una prenda nueva. Cuando empezamos la última canción, estaba de pie en la cabina del DJ sin más ropa que mis calzoncillos. Y adivina: no hubo reacción, pero al menos lo intenté. Había un fotógrafo presente esa noche que dijo que enviaría las fotos al día siguiente a primera hora, pero todavía no hemos recibido nada, jajaja. Pero bromas aparte, siempre intentamos dar el mejor espectáculo que podemos y si a la gente no le gusta o presta más atención a su teléfono, entonces probablemente no sea el festival o el club adecuado.
Solo debe quedar un grupo: Fontaines D.C., Viagra Boys, Idles o Bar Italia.
He escuchado MUCHO a Bar Italia en los últimos meses; demasiado, me temo, porque en este momento ya no es para mí. Espero que más adelante lo sea otra vez. Idles nunca fue realmente mi grupo, así que me quedo con Viagra Boys o Fontaines D.C. Depende totalmente de mi estado de ánimo. Viernes por la noche, Viagra Boys. Domingo por la tarde, Fontaines D.C. Este verano compartiremos cartel en varios festivales con ambas bandas, así que el tiempo dirá. Pero ver cómo Fontaines D.C. se están convirtiendo en cabezas de cartel en tan poco tiempo es impresionante, así que quedémonos con ellos.
Texto: Jon Pagola