El Festival Deleste, lleva12 años trabajando para que València tenga un espacio musical en el que la innovación conviva con apuestas seguras, en el que la madurez conviva con lo incipiente. Si ha habido una edición que ha conseguido demostrar que lo anterior es posible, ha sido la de este año, guardándose un equilibrio en lo generacional y en lo territorial.
Con esa apuesta clara arrancaba el festival el viernes 17 de mayo, con el soplo de aire fresco que suponen los valencianos Gazella, con su innovadora combinación de aquellos estilos que les influyen, desde el noise rock, rock alternativo y shoegaze.
Eran la previa perfecta a uno de los grupos referenciales del indie patrio, Triángulo de Amor Bizarro que ofrecieron un recorrido por sus 15 años de trabajo, con ese sonido tan característico como se apreció en algunos de sus mejores temas como “Vigilantes del espejo”, y que se siguen reflejando en canciones de su nuevo trabajo Sed como “La espectadora”.
Por su parte Biznaga, último grupo en adherirse al Deleste, no defraudaron, con una intensidad de guitarras punzantes, actitud desafiante ante los problemas actuales, y un rock urbano madrileño deudor de bandas como Leño que les permite transitar hacia un punk que parece que se resiste a morir.
El sábado era uno de los días más esperados del Festival. No decepcionaron para nada Anouck The Band y su matrimonio actualizado entre blues y soul, que combinaba a la perfección con el indie sin complejos de los madrileños Cora Yako, antecedente perfecto para que el rock de los británicos The K’s asfaltara la autopista musical que une el condado de Merseyside con el gran Manchester. Pero sin duda, fueron los también británicos Seleaford Mods los que más se atrevieron con su estilo. Sus letras de conciencia de clase trabajadora de Nottingham, fraseadas con un rap punk, heredero de un hip hop similar al que hubieran hecho los Chicos del Maíz si hubieran nacido en Gran Bretaña.
El domingo no fue para nada un día de resaca, ya que desde un principio tanto los valencianos Platz como las granadinas Las Dianas, iban a mostrar sus credenciales de juventud e influencias musicales de rock alternativo y pop sin complejos, solventando con creces preceder a un grupo como Los Planetas.
Los cabezas de cartel de este año eran sin duda el colofón perfecto para el festival. El viernes fueron los británicos Editors los que desplegaron un intenso directo desde “Strawberry Lemonade”, tema de su trabajo más reciente EBM con el que abrieron el concierto, continuando con “Karma Climb”, “Picturesque” o “Heart Attack” canciones también de su último álbum. Intercalaron su actuación con temas de otros trabajos más reconocibles en su sonido como “Sugar”, “Formaldehyde” o “Ocean Night”, así como cuatro temas de su mejor álbum hasta la fecha An End Has a Start, entre ellos esa maravilla llamada” Smokers Outside The Hospital Doors”, siendo el himno “Papillon” la elegida para poner fin al primer día de festival.
El sábado era el día más esperado. Sin duda la actuación de James se había convertido en todo un acontecimiento desde el primer momento en el que la organización anunció su participación. No defraudaron los de Manchester, haciendo honor a su aurea de grupo alternativo que ha sabido sobrevivir al paso del tiempo, con un repertorio alejado de la nostalgia y permeable a nuevos sonidos. Abrieron con “Is this Love” de su último trabajo Yummy, al que siguieron otros temas comprendidos en el mismo como “Life’s A Fucking Miracle” o “Our World”. Pero James en comunión inmediata con el público, a la segunda canción su líder Tim Booth ya era aupado por el público de Viveros, supieron desplegar también lo mejor de su arsenal con “Getting Away With It”, “Sit Down”, la magnífica “Sometimes” con Rowetta Satchell a los coros y el cierre espectacular de la mano de sus temas más cantados por estos lares: “Come Home” y “Tomorrow”.
El domingo tercer día de festival no podía cerrar mejor que con Los Planetas, grupo asiduo en nuestra ciudad que convierten cada concierto, en un acontecimiento para sus fieles y para el público que los ve por primera vez. En este caso la expectación se centraba en que los granadinos interpretaban íntegro su primer álbum Súper 8, del que se cumplen 30 años, cumpliendo con creces las expectativas.
La complicidad de Los Planetas con el público es una mezcla de aprendizaje vital y emocional compartido con los que crecieron con ellos en cada álbum, a la vez que suponer un referente estilístico para los más jóvenes ávidos de descubrir su música. El Súper 8 revisitado fue un viaje del pasado al presente de un álbum que rompió la escena musical en 1994 y que es ya imperecedero. Lo mismo que “Manchas solares”, “David y Claudia”, “Nuevas sensaciones” o “Mi hermana pequeña”, canciones de otros trabajos regaladas al público, que supusieron el broche perfecto para un concierto brillante y para un festival esperado que deja el listón muy alto.
Texto: Amadeu Sanchis