Encuentros

Carlos Ann traslada la poesía de Leopoldo María Panero al vinilo

 

 

 

 

 

Ya lo hizo al formato compacto hace dos décadas, y acompañado por un trío de compañeros de excepción: Enrique Bunbury, Bruno Galindo y el recientemente desaparecido José María Ponce. Ahora recupera dicho trabajo, publicado por Warner, con cuatro nuevos temas grabados para la ocasión. Un proyecto singular, donde la poesía se funde con la música experimental y la ruptura voluntaria de esquemas. El principal ideólogo de la idea nos cuenta más detalles…

 

Veinte años después, se recupera por primera vez en vinilo y con temas extras el disco Leopoldo María Panero. Un proyecto arriesgado basado en dotar de banda sonora a los textos de uno de los poetas malditos de este país, un hombre singular en todos los aspectos. Como lo fue, y es, el disco. ¿Cómo surge la idea de arrancar este proyecto? Apareció en 2004, pero tengo entendido que empezó a gestarse unos años antes…

La idea nace por la fascinación hacia la obra de Leopoldo y las ganas de formar parte de su imaginario poético, personalmente me atraía su parte transgresora y sinceridad desgarradora, su estilo poético único y la vida personal intrigante que paulatinamente iba descubriendo. El proyecto se estuvo fraguando durante tres años antes de la grabación, noches y noches panerianas, era como una especie de laberinto mental que en pocas ocasiones se buscaba la salida.

Es un disco grabado a cuatro voces, pero toda la parte musical la protagonizas tú. ¿En qué te inspiraste para escoger los sonidos adecuados para cada poema?

Los poemas de Panero conllevan un punto cinematográfico, son bastante visuales y sugieren caminos sonoros, los sonidos iban arropando los versos sin la obligación de tener que crear estrofas y estribillos, creo recordar que no existían apenas referencias y nos refugiábamos bajo un paraguas sónico experimental.

Disco grabado por un cuarteto realmente singular. A Enrique Bunbury y a ti se os conoce en el mundo musical, pero a Bruno Galindo menos y a José María Ponce siempre se le relacionó más con el mundo del porno… ¿Cómo se tejió esta alianza?  

Enrique y yo quedábamos en mi casa y pasamos noches recitando poesía y bebiendo absenta macerada por mí mismo, y era lógico pensar que acabaríamos haciendo algo de poesía, le propuse la idea y le encantó. Con José María Ponce nos conocíamos desde hacía tiempo, habíamos colaborado en bandas sonoras de sus pelis y habíamos tocado en el festival de cine erótico de Barcelona, una noche estuvimos hablando de poesía en Moviedisco hasta las seis de la mañana, le hablé del proyecto y le invité a formar parte de él, para mí era una pieza importante por haber sido un figura contracultural y avanzado a su época. Hasta el final de sus días estuvo muy agradecido por formar parte del “cuarteto maldito”. Con Bruno empezamos a tener relación desde que me entrevistó para El País de la Tentaciones, yo estaba grabando mi segundo álbum Entre Lujos y otras Miserias en el estudio El Cortijo en Málaga y vino para entrevistarme, a partir de entonces empezamos a tener relación y finalmente con él formamos las cuatro patas de la mesa.

¿Y cómo funcionó el reparto de las partes vocales? ¿También lo organizaste tú o los otros protagonistas participaron en la selección de los temas?

Cada uno de nosotros eligió los poemas que más le apetecía recitar o cantar, sobre la parte musical o ya estaba creada o la fui creando a medida que iba avanzando el proyecto.

Es un disco exigente para el oyente, requiere concentración para captar su rico mundo interior. Un proyecto complejo comercialmente, sin duda…

Sí, estoy de acuerdo, pero leer poesía también requiere prestar atención y hasta un cierto esfuerzo o compromiso, creo que incluso hasta es más fácil escuchar el disco que leer algunos poemas.

El mismo Panero tuvo la oportunidad de presenciar un concierto de presentación del álbum. ¿Qué recuerdas de esa noche en concreto y de tu trato con el poeta en general? 

Estuvo de maravilla, no defraudó a nadie, muy simpático, hablando y bromeando con todo el mundo, el director Jacobo Beut grabó un montón de imágenes con él desde Canarias a Barcelona, y Leopoldo acabó la noche en el Hotel Suizo, dijo que se tomó 33 medianas de cerveza como Edgar Allan Poe, quería batir su récord y acabó destrozando la habitación, escribió muchos poemas en las paredes, bueno… como debía ser, me llamaron a las 7:00 de la mañana para rendir cuentas pero no estaba en condiciones y me presenté por la tarde, al ver el escenario empezamos a reír Panero y yo, nos dimos un abrazo y fuimos a dar una vuelta.

Ahora aparece, como decíamos, por primera vez en vinilo. Y con cuatro temas extra, uno por cada uno de vosotros. ¿Cómo lograste reunir de nuevo a los protagonistas para grabar las nuevas piezas?

Fue sencillo, hablé con Enrique y le gustó la idea de grabar algo nuevo, eligió el poema “El hombre destruye a la poesía” y fuimos trabajando vía online, le salieron cosas muy chulas y al final está presente en los cuatro nuevos tracks. Con Bruno Galindo grabamos “El tesoro de Sierra Madre”,  la grabación vocal fue en Madrid en el estudio Casa Voyeur de Miguel Marcos, y con Ponce la hicimos en Barcelona en Chicago Ways con Charly Chicago, fue una tarde inolvidable.

Desgraciadamente, José María Ponce no podrá disfrutar de esta nueva edición. Una lástima…

Una putada, no llegó a escuchar acabado el track que grabó, “El hombre que sólo comía zanahorias”, premonitoriamente cierra el doble vinilo con José María Ponce y en cierta manera ha quedado como un homenaje hacia su persona.

¿Planes para realizar algún tipo de presentación del disco?

Han caído las “pes” del proyecto, sin Panero y sin Ponce no sería lo mismo.

 

Texto: Alfred Crespo

 

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