Vivos

Viva Belgrado – Sala Las Vegas (Sant Feliu de Guixols, Girona)

 

Viva Belgrado (Foto: Martí Batlle)

La de Sant Feliu de Guíxols es ya como una segunda residencia para Viva Belgrado, en este caso sin connotaciones negativas. Habiendo grabado cuatro álbumes, todos ellos con Santi Garcia en Ultramarinos Costa Brava, pisar Sant Feliu es para ellos como traerse Córdoba a la costa catalana. O visitar Las Vegas sin salir del país, tanto da. Pues su visita, más que un concierto, era como una reunión de amigos, empezando por el propio Santi o los locales Bullit, también habituales de Ultramarinos.

Fueron estos los encargados de calentar motores, repartiendo su punk-pop repleto de melodías memorables; instantáneos himnos con guitarras rápidas y afiladas. La banda fiel adepta de Bad Religion, alegra una cómoda velada que ya de por sí prometía. Y es que Bullit nunca están de más. Mucho menos en su casa. Certeros, efectivos, profesionales, y tan amigos. Desde «Out Of Sight» hasta «The Conflict» recorren su discografía con excelente ejecución y sonido. Y mucha simpatía, por supuesto. Rememoramos la alegría con «Lucky» en algo menos de una hora –aun con poco público–, gracias a una banda que siempre cae de pie.

Bullit (Foto: Borja Figuerola)

Más gente sin llegar al cartel de completo al arrancar los de Belgrado. Si las canciones de su reciente Cancionero de los Cielos tienen todas en común el color azul, su actuación empezaría con «Perfect Blue». A estas alturas iniciales de la gira, quedan detalles del directo por pulir. Aun así, ponen a tono la reverberación, la energía y la pasión. «Jupiter and Beyond the Infinite» nos roba el corazón con un coro en vivo de niños que transmiten la honestidad que requieren las canciones de Cándido. Éste, intercambia las cuerdas de su guitarra con sintetizadores; el sonido lo llena Álvaro, en un excelente ejercicio de cómo se toca la batería; Jaime se proclama nuevo escudero ideal, artífice de los paisajes sonoros por los que nos transportan; y Ángel nos da la espalda, concentrado en hacer que todo se aposente en la sólida base de su bajo.

El sudor aumenta mientras las canciones de los Cielos se suceden con las terrenales. Tanto da si Cándido no canta, que grita, pues la voz no falla. Tanto da si bajamos a la mina o contemplamos la Osa Mayor, pues la emoción tampoco. Y es que al final, si la belleza está en los ojos de quien mira, ésta puede encontrarse en la simplicidad de un tragaluz. Así es el momento que vive esta banda, tan agarrada al derecho a la contradicción como a la emoción. Así de emocionante será también la espera hasta su siguiente visita. Hasta entonces, seguiremos luchando por mantenerla viva.

 

Texto: Borja Figuerola

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda