Vivos

Lucifer – Temple, Atenas (Grecia)

 

Rod Stewart en su momento ya lo tenía claro: Las rubias se divierten más. Ese concepto, aunque a nivel musical (o no tanto), esté en las antípodas del escocés, encaja a la perfección con Johanna Sadonis al frente de Lucifer, ésta lucía melena platino, outfit de riguroso negro y entró en la sala con gafas de sol. Es decir, toda una “Diva” que lideró una fiesta que pivotó entorno al Hard Rock de carácter oscuro, de riffs con trazas de Doom luminoso, pero apto para sonar en un funeral, y por qué no, de ocultismo y boogie sofisticado.

 

La propia banda colocó y ubicó los micros, pedaleras, ventiladores para airear melenas (aunque el aire acondicionado de la sala funcionó al máximo rendimiento) y un elemento básico, un ataúd a pie de escenario, el cual fue cuidado y adorado por Johanna durante todo el set, creando conexiones entre el contenido de las letras de sus canciones, así como de referencias en las presentaciones de las mismas.

Una capa de humo dio paso a “Fallen Angel”, que significó el principio de la conexión de una banda de potente base rítmica, dupla de guitarras compenetradas, pantalones de campana, poses de pura esencia escandinava, y una frontwoman con alzacuello de sacerdotisa, voz cristalina, y con un objetivo claro, ofrecer su personal ofrenda sónica.

En una primera parte algo torpe en movimientos (pero que les aportó un punto de descontrol necesario), ya sea por las pequeñas dimensiones del escenario, o por llevar casi dos meses sin subirse al mismo, el concepto de Hardrock es el que mandó, “Ghosts”, “A Coffin Has No Silver” o “At The Mortuary”, fluyeron de forma efectiva. Ya en una segunda parte con un tono más ceremonial, y donde Johanna excusó la no presencia de Nicke Andersson en la batería, aunque sinceramente, nadie lo echó de menos. “Bring Me His Head” marcó el final, algo precipitado, pero dentro de la inmediatez con la que había ido pasando todo.

Cervezas griegas en mano, algo más de humo e introducción acústica, sirvió para que la banda volviera a escena, “Maculate Heart” y “California Son”, son una doble ración de hits propios, y es donde la banda se movió a la perfección, para centrarse en “Reaper On Your Heels”, de desarrollo largo, y rematada con esas poses arrodillados, tirando hacia atrás los instrumentos, marcando una imagen que se ha convertido en iónica de la escena escandinava, y que en este caso significa el evolutivo de la misma.

Una vez finalizado el show, y pasado un tiempo, es evidente que, si se conecta con el estilo, éste es altamente disfrutable, con todas sus virtudes que son muchas, y que me sirve para reafirmarme en dos cosas:

  • Lucifer podrían ser el proyecto de Agnetha, la rubia de ABBA y Angel Witch como banda de acompañamiento después de haber visitado los clubs de Sunset Strip.
  • Si bien el concepto de menos es más, con Lucifer funciona a la perfección, alargar algo más su set sin dejar fuera temas como “Dreamer”, favorecería mucho el concepto del mismo.

 

Texto: Oscar Fernández Sánchez

Fotos: Sonia Eireos Gallarin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda